Son "el jardín" donde descansamos, el "lugar" de la paz y el sosiego y el equilibrio; donde es fácil dialogar, incluso disentir, expansionarse, crecer juntos, hacerse bien mutuamente... "Amigos fuertes", los llamaba santa Teresa. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
“No hay amor más grande que dar la vida por los amigos” (Jn. 15,13)
La persona que dijo esta frase hizo lo que dijo: Jesús realmente dio su vida por cada uno de nosotros.
En el siguiente versículo dice que seremos sus amigos si hacemos lo que Él nos manda. Y su mayor mandamiento fue que nos amemos unos a los otros.
Esta puede ser la base de nuestras amistades. Podemos cultivar amistades motivadas por el amor de Jesús, nuestro gran amigo.
Con un sentimiento sincero de amor fraterno en nuestro corazón, podemos cultivar amistad incluso con los miembros de nuestra familia. Sí, porque no es el vínculo de sangre lo que determina una amistad, sino el tipo de relación que creamos con los demás.
Cultivemos amistades sinceras y verdaderas con mucho cariño, pero también con mucho amor de Cristo.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento