Creo que la gratitud es una de las fragancias del Paraíso, porque cuando la expresamos entre nosotros, se establece una armonía tal que hasta el entorno que nos rodea parece cambiar.
Sentimos un perfume, una fragancia diferente que nos remite al Paraíso.
Nunca olvidemos agradecer. En la oración, en primer lugar debe ir el agradecimiento junto con la adoración.
Demos gracias a Dios por todo: por los dones recibidos, por su infinita misericordia, por las gracias alcanzadas a través de su inmenso amor, por las dificultades que nos fortalecieron y nos hicieron crecer, por el dolor que unido al dolor de Su Hijo en la cruz nos hacen creer en la resurrección.
Agradezcámonos unos a otros por todo. Demostremos gratitud con hechos y no solo con palabras.
Que la gratitud sea nuestro distintivo, nuestro segundo nombre, nuestra identidad de hijos de Dios.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
No permita Él que nos sintamos ricos, porque nos volveremos quejosos y exigentes. En cambio, si nos consideramos pobres, hasta las cosas más pequeñas nos llenarán de júbilo, y las disfrutaremos como regalos del cielo. Así mejor. (P.M.)