El salmo nos dice que le pidamos a Dios tener un corazón puro y un espíritu resuelto.
El amor puro no tiene ningún interés personal en su acción. Su motivación es solo el deseo de servir sin esperar nada a cambio.
Si hay la pretensión de un reconocimiento, ya no es puro, porque el amor debe ser completamente gratuito.
“Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.” (Mt. 5,8)
La pureza de corazón nos permite ver a Dios. Ver a Dios hoy, en este día, en cada persona que se cruza en nuestro camino.
Un día veremos a Dios cara a cara, si lo reconocemos en todas las personas que están a nuestro lado. Sí, en todas, porque las vemos con los ojos de Dios, con un corazón puro, libre de juicios y de intereses.
En el amor no hay regateo. En el amor solo se da y se gana.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Para hacer el bien en este mundo y "hacerlo bien", dejo yo entrar a Dios en mi corazón, y todo se purifica. ¿No es Dios el Puro y Sumo Bien? Pues que mi corazón se lo declare rotundamente: "Tú eres, Señor, mi único Bien". (P.M.)