La persona que tiene una fe verdadera, que cree en la acción de Dios en su vida, es reconocida por sus acciones, por sus palabras, por el modo como se relaciona con los demás. Es decir, su vida da testimonio de la presencia de Dios.
Este es el examen de conciencia que hago todos los días: mi vida da testimonio de la presencia de Dios?
Ciertamente tengo muchos defectos y no siempre doy testimonio de su presencia a través de mis actos. Sin embargo, incluso cuando me siento pecador, recuerdo su infinita misericordia. Por medio de ella su presencia es constante en mi vida.
En mis oraciones siempre repito un agradecimiento a Dios por haberme creado y por haberme acompañado constantemente con su inmensa misericordia.
Cuando no doy testimonio de Su presencia con hechos concretos, doy testimonio con la fe en su perdón amoroso y acogedor.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Lleva siglos diciéndolo: que Él desea vivir entre nosotros. ¿Hay algo más natural que un Padre quiera vivir con sus hijos? Pero Dios es el Amor. Y, aunque suene escandaloso, le echamos de casa cuando reina entre nosotros la discordia. (P.M.)