Todos los dones y talentos que recibimos de Dios, que nos son naturales o que adquirimos con nuestras habilidades, deben ser puestas al servicio de todos.
Bastaría esta actitud, para cambiar el rostro de nuestro planeta.
Bastaría eso para ver el Paraíso en la tierra.
Sin embargo, eso existe. Y puedo dar testimonio en primera persona. Vivo en medio de personas que actúan así. En la vida cuotidiana, en el ambiente de trabajo, en las amistades, y también en el seno familiar.
Pero, para ver estas cosas, debemos mirar el mundo con los ojos de Dios.
Él ve nuestro “deber ser” como realidad. Cree en nosotros.
Hoy nos toca creer que somos capaces, y de ponernos al servicio de todos.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
No perdernos, por eso, en "pequeñeces". Llevamos dentro de nosotros al Dios Grande, que nos ha traído a este mundo "para servir", como Él: esa es nuestra grandeza. Si Dios me ha creado "águila" ¿me conformaré yo con ser pollito de corral? (P.M.)