La Palabra de Dios no es un simple objeto de estudio. Sino, debe convertirse en vida. Sólo después puede ser usada para estudio, e incluso así, para que sea mejor vivida.
No tenemos que probar nada a nadie con la Palabra, porque sólo convence con su práctica. Es su práctica la que nos enseña que es la verdad, y que nos hace libres.
El privilegio de escuchar y entender la Palabra, no puede ser motivo de orgullo, sino de ponernos en condición de siervos, así como lo hizo María al recibir el anuncio del ángel.
Su misión fue ser la Madre del Salvador, del Hijo de Dios, del Verbo encarnado. Y lo hizo con extrema humildad. Por eso, todas las generaciones la han proclamado Bienaventurada.
Quiero ser una persona libre. Libre del egoísmo, del orgullo, de la soberbia, del pecado. Libre y feliz porque conozco la Verdad.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Lo intentamos. "Desatarnos" cada día del dichoso "ego", los miedos, las circunstancias, y agarrarnos al Designio de Dios -lo que Él quiere o permite-, es librarnos de esa red y vivir en lo que vale: hacer todo por amor a Dios y al prójimo. (P.M.)