Cada dificultad o sufrimiento vivido me da más fuerzas para seguir adelante. No motivado por frases de autoayuda, sino por una realidad viva: Jesús crucificado y abandonado. Porque en Él está toda la fuerza de la superación, está el saber aceptar las adversidades y transformarlas en amor, está la entrega total en las manos de Dios y la esperanza de la resurrección.
Puedo sumar mi dolor al suyo, y acoger también el dolor del hermano a mi lado y establecer con Él y con todos, un vínculo más fuerte que la muerte.
Nada puede detenerme, nada puede perturbar mi alma, porque más allá de sus llagas está el Paraíso que me da paz, luz y serenidad.
Jesús en la cruz es el faro de la historia, de mi historia y de la historia de toda la humanidad.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
¿A quién no le llega alguna vez la tentación del desaliento? Necesitaremos, por eso, espabilarnos y recordarnos mutuamente, con perseverancia, que estamos sembrando, no cosechando. Mucha paciencia y dar tiempo al tiempo. (P.M.)