“Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos” (Mt. 18,20)
La condición para experimentar esta presencia de Jesús es estar reunidos en su nombre; es decir, unidos por el amor recíproco.
La presencia de Dios entre nosotros es como un sol que siempre brilla, que nos ilumina y transforma todo lo que nos rodea.
Si Dios está en el Paraíso y allí hay vida plena, cuando Él está entre nosotros, experimentamos esa vida del Paraíso.
Que durante este día podamos merecer la presencia de Dios, intensificando la vida del amor mutuo con las personas que encontremos.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
A esta increíble "convivencia" con Dios estamos llamados; con la armonía, la paz, la luz y el bienestar que ello supone: que todo, hasta las más pequeñas cosas de la vida, cobre sentido. El desamor, en cambio, apaga la vida y nos desnaturaliza. (P.M.)