La belleza de la creación que nos rodea es constante, pero no es estática. Cambia según el brillo del día, según las estaciones del año y también cambia en el tiempo.
Recordamos muy poco el agradecer a Dios por su creación, que con su belleza hace que en nuestro corazón surjan sentimientos que nos sintonizan con la armonía que rige el universo y así nos hace mejores personas y más cuidadosas del medio ambiente.
Veo la belleza de la creación de Dios especialmente en las personas. Pero ante todo, tengo que descubrirla con mis propios ojos. Debo ver a cada persona a través de la mirada bondadosa de Dios, porque la creación refleja la belleza de su creador, y de un modo muy especial, en la criatura que trae la marca de su semejanza.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Si es el amor de un Padre Creador lo que "mueve el sol y las estrellas", y es Él el "único dueño del mundo", hagamos como Francisco de Asís que invitaba a las flores a "alabar al Señor". Sobrios, cuidadosos, agradecidos, nunca dominadores. (P.M.)