Vivir la pureza de corazón es el lenguaje del amor más elocuente, más sincero y más parecido al amor que se vive en el Paraíso. Es el lenguaje que Jesús nos enseñó con su ejemplo. Es un lenguaje universal que no conoce barreras.
“Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios” (Mt. 5,8)
Sobre todo, lo veremos en el hermano que amamos en el momento presente. Lo veremos en medio nuestro si este amor se vuele recíproco. Lo veremos en su Palabra, que si es vivida, es la que nos purifica. Finalmente, lo veremos en nuestro corazón que es su morada.
Y cuando un día lo veamos cara a cara en el Paraíso, ya no será un extraño para nosotros, sino un Padre y compañero de toda la vida.
Pidamos al Padre esa pureza de corazón.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Es una ayuda del cielo necesaria, y es tarea "ecológica", la primera y más urgente: para limpiar nuestros egoísmos, para no contaminar, para vivir desprendidos y libres, de "corazón ensanchado", no reprimido. Como hijos de una Inmaculada. (P.M.)