Puede suceder que lleguemos a crear un dios a la medida de nuestras necesidades y olvidemos al verdadero Dios.
Nuestra relación con Dios debe ser una relación de amor entre Padre e hijos, entre Creador y criaturas.
Dios nos da lo que necesitamos porque nos ama y no porque establecemos una relación de intercambio con Él.
Nuestra humildad debe ser tal, que podamos entregarnos por completo en las manos de Dios.
Jesús se hizo pequeño a pesar de ser maestro; se hizo siervo de todos aunque era Rey de los reyes; se hizo humano como nosotros, aunque era de naturaleza divina; se hizo nada sobre el madero de la cruz, incluso siendo Verbo de Dios por quien todo fue creado.
Cuando nos hacemos pequeños delante de Dios, Él nos escucha y nos hace participar de Su gloria.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
La humildad -hacerse pequeño- es virtud que se aprende y cuesta. ¡Cuántas humillaciones nos impone la vida misma, en la salud, en la convivencia, en el trabajo...! Pero Dios las penetra paternalmente, para "enaltecernos" y hacernos fuertes. (P.M.)