Cuando mejoramos nuestra escucha, aprendemos a dialogar con todos respetando las diferencias.
Escuchar no es solo permanecer en silencio. Es saber acoger al otro, respetando su pensamiento y valorando sus opiniones. Podemos hablar en el momento oportuno, tratando de ser un don de amor.
Lo que debemos silenciar, para que haya diálogo, son los juicios y los prejuicios.
Podemos mejorar la aceptación y la tolerancia, para que nuestra escucha sea completa.
Podemos mejorar la paciencia, para no interrumpir a quien habla, para no dar consejos innecesarios y no contradecir al interlocutor.
Podemos mejorar la estrategia de “hacernos uno”, para que la otra persona se sienta amada.
Mejorar la escucha significa mejorar nuestro amor por todos.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Pocas muestras de amor son tan fecundas como la de escucharnos hasta el fondo. Nos sentimos amados cuando nos sentimos escuchados: se hace luz, entonces, en nuestro interior, y el Espíritu despierta y vivifica lo mejor de nosotros mismos. (P.M.)