Podemos dar un paso más para aprender a acoger a las personas. Aprender a acoger a todos sin reservas: sin limitar tiempo, sin categorizar a las personas según el intelecto, sin pensar en dar respuestas anticipadas, permitir que el otro exprese completamente su pensamiento.
El que aprende a acoger al otro aprende también a escuchar la voz de Dios en lo íntimo, porque a quien escucha por amor, Dios se manifiesta y le da su luz.
El que acoge a su prójimo sin reservas, es escuchado por Dios en sus súplicas y oraciones.
Vaciar el corazón de todo prejuicio y de todo juicio, para acoger al otro y poder escucharlo en profundidad.
Escuchar con el sincero deseo de compartir, para que sea un momento de comunión fraterna.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Acogerlo no es aprobar sin más sus ideas o sus comportamientos, sino "descender" para amar, entender, escuchar... En todo ser humano Dios ha sembrado algo que nos hace iguales. ¿Por qué no buscar juntos la Verdad y el Bien? (P.M.)