“Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes” (Jn. 15,4)
Esta es la coherencia de quien vive la Palabra: permanecer en Cristo, que es la Palabra de Dios encarnada.
En el capítulo 15 del Evangelio de Juan, Jesús dice que Él es la vid y nosotros los sarmientos, y que para producir frutos debemos permanecer unidos a Él.
La savia de la vid es el amor que Jesús nos enseñó a vivir. Cuánto más amamos, más la savia llega a las ramas, que somos todos nosotros. Y daremos frutos para la gloria de Dios.
Que podamos acoger con coherencia en la vida cotidiana cada Palabra pronunciada por Jesús, sin esperar ocasiones especiales, pero haciendo de cada momento presente la mejor ocasión para amar a Dios y al prójimo.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Dios habita en nuestro interior si le dejamos. Y habla. ¡Ojalá nuestra vida coherente -primero vivir y luego hablar- sepa transmitirlo. No hay "servicio" más urgente en este mundo oscuro que transmitir Luz y Sabiduría de Dios. (P.M.)