“Por fuera parecen justos delante de los hombres, pero por dentro están llenos de hipocresía y de iniquidad” (Mt. 23,28)
Esto significa que no debemos actuar para llamar la atención. Porque si así lo hacemos no somos auténticos, sino actuamos motivados por el egoísmo y la hipocresía.
Sabiendo que Dios conoce nuestro corazón, debemos actuar con transparencia y sinceridad. Actuar por Él y con Él, haciendo nuestros sus planes. De esta manera, nuestras obras durarán cuanto sea necesarias, según los criterios de Dios y no según los nuestros.
Serán eficaces y darán resultados, pues ningún pensamiento o palabra de Dios regresa a Él sin antes haber alcanzado el efecto esperado.
La transparencia puede también llevarnos a mostrar nuestras buenas obras. No para que sea reconocido nuestro mérito, sino para que sea dada gloria a Dios. (Cf. Mt. 5,16)
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Si de mañanita le hemos dicho a Dios con franqueza ("a la cara"): "Yo te amo, Señor, Tú eres mi fortaleza", ¿qué podrá luego intimidarnos y llevarnos a esconder nuestra condición de hijos suyos? ¿No es ese Dios "la Luz del mundo"? (P.M.)