Jesús es el hijo de Dios, enseñó con autoridad, formó a sus discípulos, demostró tener poder sobre todo. Sin embargo vivió para servir. Dio de comer a las multitudes, repartió el pan y sirvió a sus amigos en la mesa, lavó los pies de los apóstoles, curó a los enfermos, consoló a los afligidos, y finalmente dio su propia vida.
Hizo de todo siendo hombre, nuestro hermano. Dejó un ejemplo a seguir y la posibilidad de identificarnos con Él, especialmente en el servicio.
El servicio es la actitud más revolucionaria que existe, porque nos transforma ante todo.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
apoloniocnn@gmail.com
¡De todos, sí! Es misterioso, pero real, y nos llena de grandeza: cada servicio nuestro, por pequeño que sea, construye con el Creador la "nueva humanidad" que Él se propone. El prójimo a quien servimos es como la punta de ese "iceberg". (P.M.)