“El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo.” (Mt. 18,5)
Primero, Jesús dice que quien se haga como un niño, será el más grande en el Reino de los Cielos. Después, hace esta otra afirmación.
Para todas las personas débiles y de algún modo pequeñas, podemos tener una actitud de recibirlas como si ellas fuesen el mismo Jesús.
Acogerlos también significa defenderlos, alimentarlos cuando es necesario y hacerles justicia; significa tener un amor preferencial por estas personas, que se traduce en una preferencia por Jesús; o preferir a los que Jesús prefería.
Lógicamente, acoger a los débiles y pequeños, no significa despreciar a todos los demás. Al contrario, nuestra sensibilidad puede ser mayor para no hacer excepción de personas, siguiendo el ejemplo del mismo Jesús.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Que no sea solo la noticia clamorosa del periódico, que hoy suena y mañana deja de oírse, lo que toque nuestro corazón, sino el grito de Dios mismo que, como una madre, pide todos los días "cuidar y sostener" a sus hijos más frágiles. (P.M.)