“Porque con el criterio con que ustedes juzguen se los juzgará, y la medida con que midan se usará para ustedes.” (Mt. 7,2)
Debemos tener cuidado de no ser implacables en nuestros juicios. Es posible que algún día se use la misma medida con nosotros.
Es mejor no juzgar y no condenar sin piedad.
Recordemos que la misericordia debe orientar nuestras vidas. Lo que está mal se destruye solo, basta que no encuentre espacio en nuestro corazón.
El amor corrige, guía y da buenos consejos, él solo usa la medida de la misericordia que analiza al otro por su potencial para el bien.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Se puede comprobar: ¡Cómo se rompe el encanto de la concordia y se apaga la luz de nuestras relaciones cuando dejamos que penetre el juicio y olvidamos la paciencia y la comprensión mutuas! Dios se va de entre nosotros. (P.M.)