El que reparte amabilidad, recibe amabilidad.
Ser amable solo por cordialidad es señal de buena educación y de cortesía. Sin embargo, ser amable motivado por el deseo de amar a todos, es algo que toca profundamente el corazón de las personas.
El que siembra este tipo de amabilidad, cosecha paz, serenidad, alegría y felicidad.
La amabilidad puede ser sinónimo de mansedumbre, cuando frente a las situaciones de discordia, tratamos de ser un vínculo de amor entre las personas.
La amabilidad es sinónimo de compasión, cuando nos ponemos en el lugar del otro y asumimos sus dolores como nuestros.
La amabilidad puede ser sinónimo de todas las virtudes, ya que ella es la personificación del amor.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
¿Verdad que entristece asistir diariamente a la falta de respeto, las formas agresivas en el trato de las personas? La afabilidad, la corrección, la delicadeza... abren la puerta al entendimiento mutuo; solo así construimos, y Dios nos bendice. (P.M.)