Existen tres puntos básicos, como mínimo, que son fundamentales para tener relaciones auténticas: que no hayan intereses personales, que la relación no sea determinada por ningún tipo de dependencia del otro, y que se elimine totalmente cualquier actitud de posesión.
El amor recíproco va más allá de todo eso cuando es puro y sin ganancias secundarias unilaterales.
Lo que nos hace más aptos para crear relaciones auténticas, es el desapego de las cosas materiales, de nuestras ideas y de las personas.
Cuando seamos capaces de sostenernos por nosotros mismo, seremos capaces de vivir la interdependencia y la reciprocidad de manera justa.
Una relación auténtica es un puente de dos vías, donde se puede ir y venir libremente.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Sorprenderemos así al mundo, donde prevalece la superficialidad, cuando no la prepotencia, la ambición, la intriga... Bastaría pensar cómo los padres desean que se relacionen sus hijos entre sí. ¿Y los hijos de Dios? Tan sencillo como eso. (P.M.)