En varios momentos Jesús es muy claro, por ejemplo cuando dice: “Porque todo el que ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado” (Lc. 14,11)
A veces solo buscamos nuestro interés o queremos tener ventaja sobre los demás. Queremos aparecer, tener prestigio, reconocimiento y momentos de gloria.
Jesús enseña lo contrario: ser servidor de todos, servir a los más pequeños, estar al servicio de quien no puede retribuir, y así, garantizar una recompensa que viene de Dios mismo.
Dios quiere nuestro progreso, éxito o realización. Sin embargo, Él sabe que esto no se encuentra en la arrogancia y el egoísmo, sino en la generosidad.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
apoloniocnn@gmail.com
¿A quién no le tienta alguna vez el "deseo de ser más", el "querer que nos quieran"? Dominar ese "puntillo de honra", ponerse el último y al servicio de los demás, es traer a nuestra convivencia el sabor de Dios y el clima de familia. (P.M.)