Cuando existe el amor recíproco, asumo como mío, todo lo que se relaciona al otro. Sus alegrías y dolores, sus logros y fracasos, sus dudas y angustias, y sus éxitos.
La comunión es la marca de los que se aman. Supera y va más allá del círculo familiar y de las amistades. Llega al que sufre anónimamente, al indigente marginado y al desconocido que necesita ayuda.
Asumir las necesidades de los demás nos ayuda a evolucionar individual y colectivamente, ya que el amor es la característica del pueblo de Dios y de la civilización más elevada.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Sí, porque esas necesidades son "mis ventanas". Sin ese "aire" que me llega y esas "vistas" al exterior, uno se asfixia en la propia habitación, el amor languidece, la vida pierde sentido, y los males propios pesan desproporcionadamente. (P.M.)