Para lograr estas dos virtudes es necesario tener una profunda comprensión del amor. Comprender lo que significa amar a todos y amar siempre.
Las virtudes no son cualidades que se adquieren como simple lucha contra los vicios y los malos hábitos. Ellas son la victoria del bien sobre el mal dentro de nosotros mismos.
Las virtudes son el triunfo del amor en nuestro corazón, que se revela en nuestras actitudes.
El amor es, por lo tanto, generador de todas las virtudes; la paciencia es una virtud que ayuda y sostiene a todas las demás; la mansedumbre es el equilibrio entre el dolor y el amor, entre la cruz y la resurrección.
Lograr la paciencia y la mansedumbre significa tomar nuestra cruz, renunciar a uno mismo y seguir a Cristo que es manso y humilde de corazón.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Para lograr "convivir" con los defectos propios y los ajenos. Soportarnos a nosotros mismos es "escuela" necesaria para soportar a los demás. Porque "quien sufre mal, hace sufrir", y el mal no se vence con la irritación sino con el bien. (P.M.)