La forma más sencilla de estar disponible para todos es usar la estrategia que usaba el apóstol Pablo: “Hacerse uno”. Acoger al otro como es y no como nos gustaría que fuera; estar presente en su vida, especialmente en los momentos más significativos, pero también en el día a día.
Ser abierto, saber escuchar y, sobre todo, saber perder una idea para no perder un amigo o para no romper la relación con un familiar.
Cuando necesitamos ayuda, buscamos a ese amigo o pariente que siempre está disponible, que no mide esfuerzos para estar a nuestro lado en las buenas y en las malas. Hagamos lo mismo, seamos ese tipo de amigo o pariente, y tengamos esta actitud también con desconocidos. Ganaremos un tesoro inmenso y una multitud de amigos. También ganaremos la amistad de Jesús, que considera hecho a Él todo lo que se hace al prójimo.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Con Dios, el primero, apenas nace el día. Esa primera disposición interior nos dirá dónde, cómo y cuándo servir a este mundo que sentiremos cada día más dentro de nosotros, y hará que nuestro corazón no deje de "latir al ritmo de quien sufre". (P.M.)