¿Ante tan extenso mapa del sufrimiento en el mundo, qué puedo hacer yo? Algo me dice que, uniendo, como una red, mi oración a la de tantos, y ofreciendo mis "pequeñas contrariedades diarias", estoy fomentando el bien y el amor en el mundo. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Tenemos compasión cuando abrimos nuestro corazón para acoger el dolor del otro como si fuera nuestro. No se trata de sentir lástima; es un llamado a la cercanía, al cuidado y a la acción generosa. La compasión nos saca de la comodidad de la indiferencia y nos lleva a tener gestos concretos de amor por el prójimo. Delante del sufrimiento del otro, estamos invitados a ser una presencia que consuela, a tener una palabra que anima o un silencio que simplemente escucha, pero siempre a ser manos que ayudan. Jesús fue el mayor ejemplo de compasión: miraba a cada persona con un amor único y exclusivo, y se dejó tocar por el dolor de cada una, sanando, acogiendo y perdonando. Tener compasión de los que sufren es participar en la construcción de un mundo más justo, más fraterno y más humano, siguiendo el ejemplo de Jesús, que amó a todos sin hacer distinciones. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
Tenemos una especie de instinto que nos permite distinguir dónde está la sabiduría, quién habla desde la rectitud y la sinceridad, el sabor de la verdad que sacia inteligencia y corazón. Se la pedimos a Dios y nos la da. Escuchamos y actuamos. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
“Si alguno de ustedes ve que le falta sabiduría, que se la pida a Dios, pues da con agrado a todos sin hacerse rogar.” (St. 1,5) Actuar con sabiduría es más que tomar buenas decisiones; es dejarse guiar por la paciencia y el discernimiento. La sabiduría nos enseña que no todo requiere respuesta inmediata, que muchas veces el silencio suele ser más elocuente que las palabras y que la paciencia abre caminos donde la prisa cierra puertas. Ser sabio es acoger la experiencia de los demás, aprender de los propios errores y no dejarse llevar solo por las emociones del momento. La sabiduría también se expresa en el amor: saber cuándo hablar, callar, esperar o actuar con firmeza y ternura. Pidamos a Dios la gracia no solo de conocer el bien, sino de practicarlo con sabiduría, llevando luz y equilibrio a las situaciones que enfrentamos en el día a día. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
Mañana martes 16 de septiembre a las seis y cuarto el Movimiento de los Focolares de la Diócesis de Cádiz celebrará un encuentro en el salón de la Parroquia de San Agustín al que están invitados todos los que estén interesados.
Son comúnmente las madres quienes más sufren cuando un hijo se aleja de la fe. Y son ellos, los jóvenes, quienes nos recuerdan que somos todos exploradores en común de la Verdad, que es "siempre antigua y siempre nueva" (S. Agustín). (Padre Manolo Morales o.s.a.).
A menudo, quien está lejos no pide ayuda, sino que se esconde, se aísla y guarda silencio. Por eso, se necesita sensibilidad para percibir su ausencia y valentía para ir a su encuentro con respeto y amor. Ir en busca del que está lejos es un gesto de profundo amor. Significa no conformarse con la ausencia del otro, con el silencio, con el dolor escondido; es actuar como el pastor que deja las noventa y nueve ovejas para buscar a la que se perdió (cf. Lc. 15,4). Dios es el primero en buscar a quien se aparta. Él no se cansa de llamarnos de nuevo, con paciencia y misericordia. Y nos invita a hacer lo mismo: a ser instrumentos de reconciliación, puentes de cercanía, manos extendidas. Buscar a quien está lejano es dejar que el amor venza la indiferencia. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
Sin juicios ni condiciones ni egoísmos inconfesables. La única medida del amor mutuo será, a pesar nuestro, el límite de nuestras energías físicas y mentales, que tendremos que respetar para amarnos como Dios quiere: "Ama a tu prójimo como a ti mismo". (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Este tipo de amor es desafiante porque requiere desprendimiento, humildad y valentía. Amar sin medida es perdonar cuantas veces sea necesario, es empezar de nuevo incluso después de la decepción, es seguir creyendo en el bien incluso cuando todo parece oscuro. Quien ama sin medida experimenta la verdadera libertad. Jesús nos enseñó este amor al dar su vida por nosotros. Él no amó solo con palabras, sino con acciones concretas, con entrega total. Y nos invita a seguir este camino: “Ámense los unos a los otros como yo los he amado” (Jn. 15,12). Amar sin medida no significa ser ingenuo o permitir abusos, sino vivir con un corazón tan lleno de Dios que desborda de misericordia, compasión y servicio. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
Como nos solidarizamos con nuestros prójimos en sus dolores y tristezas, la lógica del amor social nos pide no ser remisos en vivir juntos también tantas alegrías sanas que suman grados a esa felicidad que todos buscamos y anhelamos. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
Participar en la alegría es entrar realmente en el corazón del otro y compartir de su felicidad como si fuera la nuestra. Es un gesto de amor y de comunión. Cuando participamos de la alegría del otro, nos volvemos más hermanos. Reconocemos lo que le hace bien y celebramos con él, sin envidia, sin reservas y con un corazón libre. Jesús se alegraba con sus amigos, con las pequeñas victorias de las personas sencillas, con el reencuentro, con una fe viva. Él nos invita a hacer lo mismo: a vivir la alegría como expresión del Reino de Dios, que es hecho de justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo (cf. Rom. 14,17). A veces, basta una palabra de apoyo, un gesto de bondad para encender en el otro una luz que ni siquiera sabía que aún llevaba. Quienes comparten la alegría de los demás, multiplican el amor en el mundo. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
Ese es nuestro gozo, iluminar. Con la luz de nuestra mirada, nuestras actitudes, nuestro comportamiento. Solo tendremos que vigilar el corazón, para que nuestras pasioncillas no vuelvan débil esa luz ni oscurezcamos el camino a los demás. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
“Ustedes son la luz del mundo” (Mt. 5,14) Este no es un título de gloria, sino una misión. Ser luz es vivir de tal manera que nuestra presencia irradie esperanza y amor. Es permitir que, a través de nuestras palabras, acciones e incluso nuestros silencios, las personas puedan encontrar un camino más luminoso. Ser luz es vivir con coherencia incluso en las dificultades, confiando en que la luz de Dios brilla incluso en las noches más oscuras. Cuando decidimos ser luz, elegimos combatir la indiferencia con la compasión, el odio con el perdón, el egoísmo con la generosidad. Que nuestra vida sea como una vela encendida que, incluso pequeña, disipe la oscuridad que la rodea. Y que, unidos, seamos como un faro que ilumine el camino de la fe, de la justicia y del amor. Ser luz es dejar que el amor de Dios brille a través de nosotros. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
Si ese amor nos llegó al nacer, ¿no estará queriendo desde entonces hacernos hijos suyos desarrollados, y no nos estaremos enterando? ¿Se tratará solo de darnos por enterados, de creerlo juntos, de dejarle hacer -barro en manos del Alfarero-? (Padre Manolo Morales o.s.a.).
A menudo, deseamos cambiar por nuestra cuenta, corregir nuestros defectos, superar nuestras heridas y ser mejores personas. Sin embargo, solo el amor de Dios tiene el verdadero poder de renovarnos por dentro. Este amor no impone ni obliga, sino que espera pacientemente nuestra apertura. Entra suavemente en los espacios de nuestro corazón en la medida en que se lo permitimos. Y cuando esto sucede, comienza la transformación: nuestras actitudes se vuelven más comprensivas, nuestra mirada más compasiva y nuestras palabras más constructivas. Ser transformado por el amor de Dios es permitir que Él nos moldee a su imagen día tras día. Es dejar que sane nuestras heridas, que nos libere de nuestras prisiones interiores y nos enseñe a amar como Él ama: con gratuidad, con perdón y con entrega plena. Acoger este amor es confiar en que, incluso en los momentos de dolor, Él está obrando en nosotros. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
La Fundacion Igino Giordani perteneciente al Movimiento de los Focolares te invita a responder a la emergencia crítica en Gaza y Líbano, donde el conflicto ha desplazado a miles de personas y exacerbado una severa crisis humanitaria. Pincha en el siguiente enlace.
Tu donación irá directamente a brindar refugio, alimentos, agua potable, kits de higiene y asistencia médica tanto en Líbano como en Gaza, en respuesta a las necesidades inmediatas de las poblaciones afectadas por los conflictos en estas regiones.
Ser tolerantes no significa ser indiferentes a la verdad. Pero de esa verdad no somos poseedores sino sus buscadores y servidores. Y eso se hace poniendo lo primero el respeto y el amor a las personas, la escucha, el buen corazón. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Muchas veces, la intransigencia nace del miedo a ceder, a parecer débiles o a perder el control. Pero, en realidad, la fuerza reside en quien sabe aceptar lo diferente y buscar el diálogo incluso ante los desacuerdos. Para superar la intransigencia, es necesario ser humilde. Saber reconocer que no somos dueños de la verdad y que el otro también tiene algo que enseñarnos. Exige valentía para ceder posiciones, dejar atrás el orgullo y construir cercanía donde hay distancia. En la vida cotidiana, esta superación se manifiesta en gestos sencillos: ceder en un conflicto familiar, escuchar con atención a quien piensa diferente, pedir disculpas cuando cometemos un error. Cuando elegimos la apertura en lugar de la cerrazón, el amor en lugar de la rigidez, damos espacio para que Dios actúe en nosotros y a través de nosotros. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
Son tantos los motivos para la tristeza en este "valle de lágrimas", que es como una emergencia social que necesita gente positiva, impulsora de amor recíproco, demostración viva de que "el corazón humano está hecho para la alegría". (Padre Manolo Morales o.s.a.)
La verdadera alegría nace del amor que damos. Cuando alguien se siente amado, una alegría diferente nace en su corazón. En realidad, es el amor de Dios el que circula entre nosotros, el cual es la verdadera causa de la alegría. Por eso, cuando amamos, nos convertimos en causa de alegría, porque difundimos el amor de Dios. Cuando decidimos vivir para el bien del otro, nos convertimos en instrumentos de la alegría de Dios en el mundo. Y lo más hermoso es que, al difundir alegría, también somos los primeros en recibirla de vuelta en el corazón. En un mundo marcado por tanto dolor e incertidumbre, ser causa de alegría es un don y una misión. Es elegir irradiar luz donde hay oscuridad, ofreciendo palabras que elevan, gestos que acogen, actitudes que inspiran. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
"Con la mirada fija en Jesús crucificado y abandonado, podemos superar el desánimo y la flaqueza de nuestra voluntad, y siempre tendremos la valentía de reanudar nuestro camino, incluso después de detenernos o caer. Así pues, avancemos con perseverancia, con la mirada fija en Jesús crucificado y abandonado." Chiara Lubich
¡Cuánto me tocará aún sorprenderme! Intento vivir ese Ideal que eleva y llena el corazón, y de repente...¡el fallo! Algo providencial me lo hace ver. Somos naturaleza herida. Un poco de humildad, perdonarme a mí mismo y...¡volver a empezar! (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Dios es misericordia, y su fidelidad no depende de nuestros fracasos. Incluso cuando cometemos errores, nos desviamos o nos sentimos incapaces, Él siempre está dispuesto a recibirnos nuevamente y ofrecernos un nuevo comienzo. Cada día, Dios nos da la gracia de comenzar de nuevo: con un corazón más libre, con más sabiduría, con más confianza. Él no nos ata al pasado, sino que nos impulsa hacia el futuro con amor y esperanza. Basta un paso, un gesto sincero, y Él renueva todo en nosotros. Cada nuevo comienzo trae consigo una oportunidad diferente, de ser más verdaderos, más generosos y más conscientes. Volver a empezar con Dios es diferente: no estamos solos. Su presencia nos sostiene, su Palabra nos guía y su perdón nos libera. No importa cuántas veces sea necesario, Dios nunca se cansa de darnos nuevas oportunidades. Para Dios, siempre es tiempo para volver a empezar. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
No cesa la crueldad de la guerra a pesar del clamor de tantos líderes espirituales. Encendida la esperanza en Dios, único capaz de pacificar esta humanidad, seremos artesanos de la paz evitando todo enfrentamiento y crítica destructiva. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
A través de mis acciones, puedo hacer que la armonía se refleje donde hay conflicto, que la esperanza renazca donde hay desánimo y el amor florezca donde hay indiferencia. No se trata solo de evitar la fricción o permanecer en silencio delante de la injusticia. Ser un instrumento de paz es actuar con valentía y amabilidad, es elegir el diálogo en lugar de la imposición, el perdón en lugar de la venganza, la escucha en lugar de la acusación. La paz comienza en mí: en la forma como pienso, hablo y trato a los demás. Cuando cultivo la serenidad interior, me convierto en un canal para que esta paz llegue también al corazón de aquellos que conviven conmigo. Que cada día, yo pueda ser un signo vivo de reconciliación. Así, incluso con gestos sencillos, ayudaré a construir un mundo más justo, fraterno y verdaderamente pacífico. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
Amándolo con sencillez de corazón. Entonces nuestros ojos serán como una "lámpara" que nos lo hará ver con benevolencia, sin juzgarle. La malevolencia es oscura. Preferimos "la luz de la vida": amar, comprender, acercar, unir. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
El deseo de amar al prójimo nos hace percibir su presencia, con sus necesidades, con sus silenciosos pedidos de ayuda, que solo el amor es capaz de atender. Vivir con el otro cada instante de su vida, en un compartir que nos hace crecer juntos, que nos dignifica a ambos. El amor nos da una nueva mirada, con la que podemos observar al prójimo y comprender que él es nuestro semejante y que, amándolo, podemos llegar a Dios. Hoy, podemos hacer el propósito de estar atentos a cada prójimo que encontramos de la misma manera que estamos atentos a nosotros mismos. Esta es la medida del amor que nos hace hermanos y hermanas. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
Miedo solo a ofender a Dios o a traicionar mis principios y mi conciencia. ¿Pero qué mal hago yo escuchando, amando y acogiendo a quien tiene ideas o creencias distintas de las mías? ¿No aprenderemos siempre algo unos de otros? (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Acoger sin miedo significa abrir los brazos y el corazón al otro, sin imponer condiciones, sin esperar perfección, sin temer lo que es diferente. El miedo a menudo nos hace construir muros inexistentes: miedo al juicio, al dolor, a la decepción, a lo que no entendemos. Pero el amor verdadero nos invita a derribar estas barreras, a dar espacio a la gracia de Dios para que obre en nosotros, incluso cuando nos sentimos inseguros. Jesús acogió a los impuros, perdonó a los pecadores y se acercó a los olvidados. Su ejemplo nos muestra que acoger es confiar en el poder transformador del amor, que no limita, sino que invita; que no oprime, sino que libera. Acoger sin miedo es confiar en que cuando hacemos espacio en nuestro corazón, Dios también entra. Y con Él, todo se renueva.
«Todo el que se humilla será ensalzado». «Estas palabras reflejan con precisión la situación de quienes aceptan la salvación de Dios con un corazón abierto. Son humildes y saben que no pueden jactarse de nada, porque todo viene de Dios. Este es el sentimiento que llena el corazón del hijo pródigo que regresa al Padre, o del publicano, que no era como el fariseo que se cree justo. En cambio, permanece en la parte trasera del templo, golpeándose el pecho, implorando misericordia a Dios». Chiara Lubich
Es una tarea de todos los días. Sin apenas darnos cuenta, llega la antipatía, nos cae mal esa persona, no nos encaja su manera de pensar y proceder, y el corazón se cierra. Abrirlo de nuevo es volver a empezar. Somos así. Basta reconocerlo. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
Un corazón abierto no juzga con dureza, sino que busca comprender lo que sucede dentro de cada persona. Sabe que todos estamos en evolución y que cada uno lleva consigo sus propias luchas, heridas y defectos. Por eso, actúa con misericordia, no con condenación. Esta apertura nos hace más humanos y nos acerca al amor de Dios, un amor que nunca se cierra, que siempre acoge, que nunca se rinde. Tener un corazón abierto significa dejar que el amor fluya libremente; es estar disponible para ser un canal de paz, un instrumento de reconciliación, un signo de esperanza. Dios habita en un corazón abierto y, a través de él, realiza milagros silenciosos de amor. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
Cuanto más los hechos demuestran que no es el amor sino el desencuentro y el conflicto lo que prevalece en la vida pública, más sentimos el deseo de mostrar - en la familia, en el trabajo, en nuestro ambiente- acciones de unidad y colaboración. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
Es fácil decir "Te amo", pero es en los momentos de servicio, paciencia, cuidado y sacrificio que este amor es visto verdaderamente. Amar es levantarse temprano para ayudar, es escuchar con atención, es perdonar cuando duele, es estar presente incluso sin decir una palabra. Amar es elegir el bien del otro, incluso cuando esto exije sacrificio. Son los pequeños actos de generosidad, atención y fidelidad que construyen una vida marcada por el amor. Jesús no solo habló de amor; Él lo vivió hasta las últimas consecuencias. Sanó, consoló, acogió y, finalmente, dio su vida. Su ejemplo nos enseña que el amor auténtico se demuestra con hechos, en la vida cotidiana, en la entrega silenciosa. Que nuestro amor también sea visible, concreto y eficaz. Que seamos reconocidos no solo por aquello que decimos, sino por aquello que hacemos. Porque donde hay acciones impulsadas por el amor, allí hay vida. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
Todo lo contrario. Lo que el amor verdadero busca es ampliar el círculo y ensanchar el corazón. ¿Con qué derecho y en virtud de qué puedo yo excluir a alguien de esta familia universal que Dios se propone crear entre nosotros? (Padre Manolo Morales o.s.a.)
"Alabemos a Dios esforzándonos por construir la unidad, la armonía y la paz en nuestras comunidades. Esto se puede lograr subrayando siempre todo lo que nos une y dejando de lado todo lo que nos divide. (...) Esto también nos invita a extender el espíritu de comprensión y hospitalidad a todas las personas de otras religiones, razas y tradiciones culturales con las que podamos entrar en contacto, por ejemplo, los numerosos inmigrantes en nuestra sociedad. (...) Como cristianos, debemos ser los primeros en dar testimonio de este espíritu de comprensión y hospitalidad. ¿No es esta nuestra característica distintiva, y también la tarea que Jesús nos encomendó? ¿No nos dijo que, gracias a este testimonio, otros nos reconocerían como sus discípulos?" Chiara Lubich
El amor verdadero es inclusivo por naturaleza. No hace distinciones, no levanta barreras ni señala con el dedo. Quien ama de verdad ve en el otro un hermano o una hermana, sin importar su origen, creencia, condición o historia. El amor acoge, comprende y tiende la mano. Jesús nos lo demostró con gestos concretos: acogió a los marginados, tocó a los intocables y se sentó a la mesa con los despreciados. Amar es abrir un espacio de acogida en el corazón; es ir más allá de nuestros criterios y prejuicios; es reconocer en el otro la dignidad que le es propia por ser hijo de Dios. Quien ama de verdad no divide, no rechaza ni segrega, sino que une. Si queremos construir un mundo más justo, fraterno y más unido, comencemos por amar sin excluir. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
En el Antiguo Testamento, los pastores contaban las ovejas al volver de los campos, dispuestos a buscar a la que se hubiese perdido. Incluso se internaban en el desierto de noche con tal de encontrar a las ovejas descarriadas.
Esta parábola es una historia de pérdida y hallazgo que pone en el primer plano el amor del pastor. Este se da cuenta de que falta una oveja, la busca, la encuentra yse la carga a hombros porque está debilitada yasustada, quizá herida, yno es capaz de seguir al pastor por sí sola. Es él quien la lleva a resguardo y, por último, lleno de alegría, invita a sus vecinos a celebrarlo con él.
«Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido».
Los temas recurrentes de este relato podemos resumirlos en tres verbos: perderse, encontrar y celebrar.
Perderse. La buena noticia es que el Señor va a buscar a quien se extravía. Muchas veces nos perdemos en los desiertos cercanos, o en los que nos vemos obligados a vivir, o en los que nos refugiamos; son los desiertos del abandono, de la marginación, de la pobreza, de las incomprensiones, de la falta de unidad. El Pastor nos busca también allí, y aunque lo perdamos de vista, él nos encontrará siempre.
Encontrar. Intentemos imaginarnos la escena de la afanosa búsqueda por parte del pastor en el desierto. Es una imagen que impacta por su fuerza expresiva. Podemos entender la alegría tanto del pastor como de la oveja. El encuentro entre ambos devuelve a la oveja la sensación de seguridad por haberse librado del peligro. Por tanto, el encontrar es un acto de misericordia divina.
Celebrar. Él reúne a sus amigos para celebrarlo, porque quiere compartir su alegría, tal como ocurre en las otras dos parábolas que siguen a esta, la de la moneda perdida y la del padre misericordioso (cf. Lc 15, 8 y 15, 11). Jesús quiere que entendamos la importancia de participar de la alegría con todos y nos inmuniza contra la tentación de juzgar al otro. Todos somos personas encontradas.
«Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido»,
Esta Palabra de vida es una invitación a ser agradecidos por la misericordia que Dios tiene con todos nosotros personalmente. El hecho de alegrarnos, de gozar juntos, nos presenta una imagen de la unidad donde no hay contraposición entre justos y pecadores, sino que los unos participamos en la alegría de los otros.
Escribe Chiara Lubich: «Es una invitación a comprender el corazón de Dios, a creer en su amor. Inclinados como estamos a calcular y a medir, a veces creemos que el amor de Dios por nosotros también podría llegar a cansarse […] La lógica de Dios no es como la nuestra. Dios nos espera siempre; es más, le damos una inmensa alegría cada vez que volvemos a Él, aunque se tratase de un número infinito de veces»[1].
«Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido».
A veces podemos ser nosotros los pastores, los que cuidamos unos de otros y vamos con amor en busca de quienes se han alejado de nosotros, de nuestra amistad, de nuestra comunidad, a buscar a los marginados, a quienes están perdidos, a los pequeños, aquellos que las pruebas de la vida han apartado a los márgenes de nuestra sociedad.
Nos cuenta una educadora: «Había varios alumnos que venían a clase esporádicamente. Durante mis horas libres solía ir por el mercado que está al lado de la escuela, esperando encontrarlos en ese lugar, porque me había enterado de que trabajaban allí para sacarse un dinero. Un día por fin los vi, y ellos se quedaron asombrados de que hubiese ido personalmente a buscarlos, y les impactó ver lo importantes que eran para toda la comunidad educativa. Desde entonces empezaron a venir regularmente a clase y fue en verdad una fiesta para todos».
Patrizia Mazzola y el equipo de la Palabra de Vida
Palabra de Vida se traduce a más de 90 lenguas e idiomas y se difunde por correo, prensa, radio, televisión e internet. En la página web del Movimiento de los Focolares se encuentra publicada junto con testimonios que son fruto de ponerla en práctica. También promueve con sus contenidos el diálogo sobre la base de la fraternidad. Se puede acceder a través de este enlace https://www.focolare.org/es/
[1]C. Lubich, Palabra de vida de septiembre de 1986: Palabras de Vida/1 (1943-1990) (ed. F. Ciardi), Ciudad Nueva, Madrid 2020, pp. 387-388.
Desde que amanecemos, encender "el motor de la vida", el amor; para felicidad nuestra y, posiblemente, de quienes nos rodean. Somos "hijos del Amor". Antes, incluso, de ponernos a rezar, lo primero el amor, y nuestra unidad atraerá a Dios. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Dar al amor el primer lugar es decidir, cada día, que las personas importan más que las cosas, que el perdón es más valioso que el orgullo y que la compasión es una fuerza que puede revolucionar nuestra vida. Cuando el amor es una prioridad, nuestras acciones adquieren un nuevo significado. Las palabras se vuelven más cuidadosas, los gestos más acogedores, e incluso los conflictos se afrontan con el deseo de reconstruir en lugar de destruir. Esta elección de amar antes de juzgar, de comprender antes de reaccionar, no siempre es fácil, pero es profundamente liberadora. Al dar al amor el primer lugar, iluminamos el camino no solo para nosotros, sino también para los que caminan a nuestro lado. Porque amar es sembrar vida donde hay muerte y aridez del alma, esperanza donde solo hay dolor y desesperación, y unidad donde hay separación. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
Es como una carrera en el estadio la vida. La valla interpuesta es una oportunidad para saltar: para amar con mayor vigor y fiarnos del poder de Dios. Quejarnos a Él será también una forma de creerle y rezarle. Somos débiles. Él lo sabe. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
En la vida, los obstáculos son inevitables; forman parte del camino de quien desea progresar. Pero la forma como los enfrentamos puede transformar por completo nuestra historia. En lugar de ver los obstáculos como barreras insuperables, podemos aceptarlos como oportunidades de superación y maduración. Así, cada obstáculo puede convertirse en un trampolín que nos impulse a ir más lejos. Las dificultades revelan fuerzas que ni siquiera sabíamos que teníamos. Ellas nos desafían a salir de nuestra zona de confort, a buscar nuevas soluciones, a confiar más en Dios y en nosotros mismos. Cuando las enfrentamos con valentía, fe y perseverancia, las piedras en nuestro camino dejan de ser motivo de caídas y se convierten en una base sólida para nuevos pasos. Cada obstáculo, cuando lo aceptamos con sabiduría, puede llevarnos a un nuevo nivel en la vida, porque incluso el viento en contra ayuda a un avión a despegar. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
Primero, trabajando esos ánimos dentro de mí, porque es esa vida interior animosa lo que podré dar. Y, si soy yo quien lo necesita, compartir mis desalientos con quien camina conmigo es un ejercicio muy saludable de humildad. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
Animar es ayudar a otros a descubrir la fuerza que a veces creen que les falta. Es ofrecer ayuda con palabras o gestos que reavivan la esperanza y renuevan el coraje para seguir adelante. En medio de los desafíos e inseguridades de la vida, un simple acto de aliento puede cambiar el rumbo de la vida de una persona. Quien anima cree en el potencial del otro, incluso cuando él duda de sí mismo. Es como encender una luz en un camino oscuro, ayudando a alguien a ver más allá de sus miedos y fracasos. Animar es amar de forma concreta; es decir con amor y convicción: “No estás solo, yo confío en ti”. Al animar a otros, también nosotros encontramos la fuerza para seguir con valentía nuestro propio camino. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
No importa que mis principios de vida y mis intentos de llevar el bien, no obtengan resultados palpables inmediatos. Si en ellos va la verdad y me mantengo fiel y coherente, la verdad es luz que atraviesa la oscuridad incluso por las rendijas. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
Ser coherente significa vivir en armonía entre lo que se cree, se dice y se hace. Es permitir que nuestras palabras encuentren testimonio en nuestras acciones y que nuestros valores se revelen en las decisiones que tomamos. La coherencia no es perfección, sino fidelidad, incluso ante las dificultades, las tentaciones y las presiones externas. En un mundo donde es fácil aparentar lo que no vivimos ni practicamos, la coherencia se convierte en un testimonio elocuente. Ella inspira confianza, genera credibilidad y revela integridad de carácter. Las personas coherentes no necesitan muchas justificaciones, porque sus acciones hablan por sí solas. Que nuestras vidas sean un reflejo del bien en el que creemos y del amor que vivimos. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
Lo descubre San Agustín en su propia vida y en la sociedad que lo rodea: cada uno es lo que es su amor, vivimos según lo que amamos. Si cuido en mí esa raíz, nacida del Amor del Creador, de ella brotará siempre en mis hechos la bondad. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
La famosa frase de San Agustín, “Ama y haz lo que quieras”, revela una profunda verdad sobre el amor auténtico. No se trata de permisividad ni de egoísmo disimulado, sino de un llamado a vivir el amor como principio y criterio de todas nuestras acciones. Quien ama de verdad no busca su propio interés, no hiere, no actúa por vanidad, ni por indiferencia. El amor, cuando es sincero, guía las decisiones, purifica las intenciones e inspira actitudes de compasión, justicia y cuidado. Por lo tanto, quien ama de verdad es libre de hacer lo que quiera, porque todo lo que hace estará impulsado por este amor que construye, respeta y valora la vida. Incluso podemos decir que quien ama de verdad no peca. Donde hay amor, hay libertad, responsabilidad y fidelidad al bien. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
"¿Dónde hay una nación tan grande que tenga unos dioses tan cercanos como el Señor nuestro Dios, siempre que lo invocamos?". Por eso, las madres (el ser más cercano), como Santa Mónica, se afanan por acercar los hijos a Dios. ¡Gracias, madres! (Padre Manolo Morales o.s.a.)
En un mundo marcado por distancias, ajetreo e indiferencia, la presencia verdadera de alguien puede ser como un bálsamo que sana y reconforta.
La cercanía rompe barreras y revela la dignidad del otro. Cuando nos acercamos a alguien con el corazón abierto, llevamos luz donde hay soledad y esperanza donde hay desaliento. Es a través de la cercanía que imitamos el amor de Dios, que nunca permanece distante, sino que se acerca, especialmente a los que más sufren. Que podamos hacer sentir nuestra cercanía en todas partes: en la familia, en el trabajo, en la comunidad. Nuestra presencia, cuando es amor, puede generar cambio y hacer renacer la alegría en los corazones. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
Dios nos ha unido tan estrechamente a la tierra, que, cuando ella sufre, es como si todos sufriéramos una enfermedad. Se despierta entonces la llamada a cuidar y proteger lo que es de todos: el monte, el parque, la fuente, la calle, el mar... (Padre Manolo Morales o.s.a.).
El mundo que habitamos no nos pertenece solo a nosotros. Es una herencia común, un regalo que hemos recibido y que estamos llamados a preservar responsablemente. Cada gesto, por pequeño que sea, como separar los residuos, ahorrar agua o plantar un árbol, contribuye a construir un hogar común más sano y armonioso. El cuidado con el ambiente también refleja la armonía interior de quien reconoce que todo está interconectado. Cuando cuidamos de la naturaleza, también cuidamos de nosotros mismos y de la humanidad como un todo. Es un llamado a la sencillez, al respeto y a la gratitud, porque la creación es una expresión de la belleza y de la generosidad de Dios. Podemos asumir el compromiso de proteger y regenerar nuestro planeta, recordando que cada acción consciente es una semilla de esperanza. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
Hay una tragedia silenciosa que se está desarrollando hoy por hoy en nuestros hogares, y concierne a nuestras más preciosas joyas: nuestros hijos. ¡Nuestros hijos están en un estado emocional devastador! En los últimos años, los investigadores nos han regalado estadísticas cada vez más alarmantes sobre un aumento agudo y constante de enfermedad mental infantil que ahora está alcanzando proporciones epidémicas: Las estadísticas no mienten: • 1 de cada 5 niños tiene problemas de salud mental • Se ha notado un aumento del 43% en el TDAH • Se ha notado un aumento del 37% en la depresión adolescente • Se ha notado un aumento del 200% en la tasa de suicidios en niños de 10 a 14 años ¿Qué es lo que está pasando y qué estamos haciendo mal? Los niños de hoy están siendo sobre-estimulados y sobre-regalados de objetos materiales, pero están privados de los fundamentos de una infancia sana, tales como: • Padres emocionalmente disponibles • Limites claramente definidos • Responsabilidades • Nutrición equilibrada y un sueño adecuado • Movimiento en general pero especialmente al aire libre • Juego creativo, interacción social, oportunidades de juego no estructurados y espacios para el aburrimiento En cambio, estos últimos años se los ha llenado a los niños de: • Padres distraídos digitalmente • Padres indulgentes y permisivos que dejan que los niños “gobiernen el mundo” y sean quienes pongan las reglas • Un sentido de derecho, de merecerlo todo sin ganárselo o ser responsable de obtenerlo • Sueño inadecuado y nutrición desequilibrada • Un estilo de vida sedentario • Estimulación sin fin, niñeras tecnológicas, gratificación instantánea y ausencia de momentos aburridos ¿Qué hacer? Si queremos que nuestros hijos sean individuos felices y saludables, tenemos que despertar y volver a lo básico. ¡Todavía es posible! Muchas familias ven mejoras inmediatas luego de semanas de implementar las siguientes recomendaciones: • Establezca límites y recuerde que usted es el capitán del barco. Sus hijos se sentirán más seguros al saber que usted tiene el control del timón. • Ofrezca a los niños un estilo de vida equilibrado lleno de lo que los niños NECESITAN, no sólo de lo que QUIEREN. No tenga miedo de decir “no” a sus hijos si lo que quieren no es lo que necesitan. • Proporcione alimentos nutritivos y limite la comida chatarra. • Pase por lo menos una hora al día al aire libre haciendo actividades como: ciclismo, caminata, pesca, observación de aves / insectos • Disfrute de una cena familiar diaria sin teléfonos inteligentes o tecnología que los distraiga. • Jueguen juegos de mesa como familia o si los niños son muy chiquitos para juegos de mesa, déjese llevar por sus intereses y permita que sean ellos quienes manden en el juego • Involucre a sus hijos en alguna tarea o quehacer del hogar de acuerdo a su edad (doblar la ropa, ordenar los juguetes, colgar la ropa, desembalar los víveres, poner la mesa, dar de comer al perro etc.) • Implemente una rutina de sueño consistente para asegurar que su hijo duerma lo suficiente. Los horarios serán aún más importantes para los niños de edad escolar. • Enseñar responsabilidad e independencia. No los proteja en exceso contra toda frustración o toda equivocación. Equivocarse les ayudará a desarrollar resiliencia y aprenderán a superar los desafíos de la vida, • No cargue la mochila de sus hijos, no lleve sus mochilas, no les lleve la tarea que se olvidaron, no les pele los plátanos ni les pele las naranjas si lo pueden hacer por sí solos (4-5 años). En vez de darles el pez, enséñeles a pescar. • Enséñeles a esperar y a retrasar la gratificación. • Proporcione oportunidades para el “aburrimiento”, ya que el aburrimiento es el momento en que la creatividad despierta. No se sienta responsable de mantener siempre a los niños entretenidos. • No use la tecnología como una cura para el aburrimiento, ni lo ofrezca al primer segundo de inactividad. • Evite el uso de la tecnología durante las comidas, en automóviles, restaurantes, centros comerciales. Utilice estos momentos como oportunidades para socializar entrenando así a los cerebros a saber funcionar cuando estén en modo: “aburrimiento” • Ayúdeles a crear un “frasco del aburrimiento” con ideas de actividades para cuando están aburridos. • Esté emocionalmente disponible para conectarse con los niños y enseñarles auto-regulación y habilidades sociales: • Apague los teléfonos por la noche cuando los niños tengan que ir a la cama para evitar la distracción digital. • Conviértase en un regulador o entrenador emocional de sus hijos. Enséñeles a reconocer y a gestionar sus propias frustraciones e ira. • Enséñeles a saludar, a tomar turnos, a compartir sin quedarse sin nada, a decir gracias y por favor, a reconocer el error y disculparse (no los obligue), sea modelo de todos esos valores que inculca. • Conéctese emocionalmente – sonría, abrace, bese, cosquillee, lea, baile, salte, juegue o gatee con ellos.
Solo es posible verlo si creo que esa persona está llamada, como yo, a ser hija de Dios; con sus errores, y hasta sus maldades, que tal vez sufro y tendré que combatir con los medios debidos. Pero siempre con odio al pecado, no al pecador. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
Dar importancia a los hermanos y las hermanas es reconocer que cada persona tiene un valor único, una historia, una dignidad que merece ser acogida con respeto, cariño y atención. Vivir en comunión con los demás es un llamado a la fraternidad. Es saber escuchar, compartir, perdonar, tender la mano cuando otros tropiezan, celebrar juntos las victorias y consolar en los dolores. Al dar importancia a nuestros hermanos y hermanas, dejamos de lado el egoísmo y damos espacio al amor verdadero, aquel que construye puentes, sana heridas y transforma el mundo a partir de pequeñas acciones cotidianas. Jesús nos enseñó que todos somos hermanos, hijos de un mismo Padre. Vivir esta fraternidad es hacer visible el Reino de Dios aquí en la tierra. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
Que forman parte de la vida y muestran nuestra vulnerabilidad, que no está todo bajo nuestro control. La amistad y la solidaridad en esos momentos son luz y energía para sacar provecho unidos y vivir todo en positivo, con naturalidad. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
En el camino de la vida, las dificultades se presentan como piedras en el camino, pruebas inesperadas que desafian nuestra paciencia, nuestra fortaleza y serenidad. Delante de esto, es esencial cultivar la capacidad de ayudarnos a enfrentar estas situaciones con sabiduría y equilibrio. Es saber darse tiempo para respirar, reflexionar y reencaminar nuestro rumbo. Además, es importante buscar apoyo, ya sea en la fe, en la oración, en amigos de confianza o acciones concretas con nosotros mismos. Ayudarse es también recordar que las dificultades, por más incómodas que sean, pueden traer algunas lecciones: enseñan la perseverancia, revelan puntos que debemos mejorar y nos invitan a la humildad. Enfrentar los inconvenientes con serenidad y fe nos hace más humanos, más fuertes y más dispuestos para ayudar también a los demás en sus propias dificultades. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
Lo exige tanta división y tanta guerra. Aunque se refiere a la diplomacia y las instituciones políticas, nosotros, en pequeño, practicaremos ese diálogo evitando la confrontación, asumiendo toda diferencia y buscando siempre la amistad social. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Cuando las diferencias parecen insalvables, el mejor camino hacia el diálogo es elegir escuchar antes de responder, comprender antes de juzgar y buscar puntos de unión en medio de la diversidad. El verdadero diálogo consiste en compartir sinceramente pensamientos, sentimientos y experiencias. Otro camino importante es la humildad para reconocer que no lo sabemos todo y la apertura para dejarse llevar por el otro. El diálogo comienza en casa, continúa en las amistades, se expande en la comunidad y tiene el poder de transformar las relaciones y la sociedad. Explorar estos caminos es un compromiso con la verdad, con la reconciliación y con la construcción del bien común. Que podamos ser promotores del diálogo en todos los ambientes, sembrando comprensión, paz y unidad dondequiera que vayamos. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
Sensibles a nuestro mundo "herido por las guerras", hoy, fiesta de María Reina de la paz, reavivando en nuestra familia la unión de corazones, ayunando y orando, pedimos por su intercesión "que los pueblos encuentren el camino de la paz". (Padre Manolo Morales o.s.a.)
La familia es un don precioso; es la expresión más genuina del amor mutuo. La familia requiere cuidado, esfuerzo y dedicación diaria. Ninguna relación puede sostenerse por sí sola; es necesario invertir tiempo, escucha, paciencia y perdón. Cultivar la familia significa ponerse en el lugar del otro, valorar sus fortalezas y aceptar sus debilidades. Significa saber disculparse, reconocer nuestros errores y celebrar la vida juntos. Cultivar las relaciones familiares es un gesto concreto de amor. Significa elegir estar presente, ofrecer apoyo, crear momentos para compartir y fortalecer vínculos, yendo más allá de los lazos sanguíneos. Que cada uno de nosotros sea, en su familia, un instrumento de reconciliación, amor y unidad, contribuyendo para que ella sea un verdadero hogar: un lugar de acogida, perdón y alegría. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
Eso es la fe. Aunque sea la mía una llamita débil, me tocará reavivarla, y poner las luces largas de una "verdad grande" en la conducción de mi vida, para que no sea un simple sucederse de días y acontecimientos, sino una historia sagrada. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Cuando era muy joven, Chiara Lubich me dio una frase de los Salmos como lema de vida: “Mi alma está unida a ti, tu mano me sostiene” (Sal. 63,9). Adherirse a Dios es la libre elección de caminar con Él, incluso cuando el camino es estrecho u oscuro. Adherirse a Dios es cultivar una relación viva, íntima y constante con Aquel que es la fuente de todo amor. Esta adhesión nos transforma desde dentro. Poco a poco, nuestros criterios se alinean a los de Él, nuestra voluntad se abre a la Suya, y nuestras acciones pasan a reflejar Su presencia. Adherirse a Dios nos invita a abandonar el egoísmo, para vivir en comunión con Él y con nuestros hermanos. En los momentos de alegría, adherirse a Dios es agradecer; en los momentos de dolor, es confiar; y en cada momento, es elegir el amor, incluso cuando es difícil. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
Puede ser más cómodo no entrar en asuntos que no nos competen directamente; pero la dimensión social de nuestra vida y una sana rectitud de conciencia nos llaman a interesarnos de lo común, no solo de lo propio. "El amor no es egoísta". (Padre Manolo Morales o.s.a.).
Trabajar por el bien común significa poner nuestros dones y talentos al servicio de todos, sin buscar el beneficio personal, sino buscando el bien de cada persona y de la comunidad. Este compromiso exige valentía para actuar incluso delante de las dificultades. Requiere mirar más allá de los intereses individuales y tener una visión de unidad, de modo que el dolor del otro también nos toque y nos mueva a la acción. El bien común se realiza en pequeñas acciones cotidianas: respetar al prójimo, cuidar los espacios públicos, participar en la vida comunitaria, defender los derechos de los más vulnerables. Pensar en el bien común es una expresión concreta del amor mutuo y de la responsabilidad que todos tenemos por los demás. Cada gesto de cuidado, justicia y solidaridad contribuye a construir un mundo mejor para todos. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
Es viviendo el presente que se pueden cumplir bien todos nuestros deberes. Es viviendo el presente que las cruces se vuelven soportables. Es viviendo el presente que se pueden coger las inspiraciones de Dios, los impulsos de su gracia que llegan en el presente. Es viviendo el presente que podemos construir con fruto nuestra santidad. Dijo Francisco de Sales: "Cada instante viene cargado de un orden y va a hundirse en la eternidad para fijar lo que hemos hecho con él". ¡Vivamos, pues, el presente! ¡A la perfección! Nos encontraremos en el atardecer de cada día y en el de la vida, llenos de obras buenas acabadas y de actos de amor ofrecidos. (Fuente: Chiara Lubich - Se viviamo il presente)
Que siempre es nuevo y viene cargado de una bondad y un valor que solo yo puedo encender. Es salud mental. No lo es sobrecargarnos con lo que fue o lo que pensamos que pueda ser. Creemos en la Providencia de Dios, que es el Eterno Presente. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
A menudo nos perdemos en las preocupaciones sobre el futuro o en los recuerdos del pasado, olvidando que la vida sucede ahora. En este momento, con todo lo que trae consigo: alegrías, desafíos, personas a nuestro lado, es un regalo precioso que no regresa. Estar plenamente en el presente es reconocer que cada momento es una oportunidad única para amar, crecer y hacer el bien. Es en el presente que podemos perdonar, comenzar de nuevo, agradecer, escuchar atentamente y actuar con generosidad. Vivir el presente no significa ignorar el futuro, sino confiar en que, al hacer bien lo que está delante de nosotros, el mañana será fruto de decisiones conscientes. Cuando abrazamos el momento presente con fe y entrega, descubrimos que es el lugar donde encontramos a Dios y donde la vida se llena de plenitud. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
Esa voz es nuestra mayor riqueza, y la fuente de nuestra dignidad. Solo siendo fieles a esa luz interior, seremos fiables y haremos el bien. Pero identificar esa voz exige el silencio de otras voces que "hablan" en nuestro corazón, y no dicen la verdad. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
En medio del ruido del mundo y de las preocupaciones, el silencio no es solo callar, sino también serenar el corazón. Es crear un espacio interior para escuchar lo que realmente importa: la voz de la verdad que habita en lo más profundo de nosotros mismos. Esta verdad no grita, no se impone; susurra con suavidad y claridad. Para percibirla, es necesario desacelerar, dejar de lado las distracciones y sumergirnos en el silencio fecundo de la escucha. En este espacio, Dios habla, la consciencia despierta y la luz interior se enciende. Silenciar es también un gesto de sabiduría, porque quien aprende a escuchar la verdad, encuentra el camino correcto, favorece la paz y tiene la fuerza para vivir con coherencia y autenticidad. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
El cielo que esperamos en la otra vida, lo construimos ya de alguna forma en la tierra con el exacto cumplimiento de nuestros deberes. La fe y el amor nos mueven a ello. Cada uno en su puesto. Y todos implicados en la construcción de una "tierra nueva". (Padre Manolo Morales o.s.a.).
Cumplir bien con nuestros deberes es una forma concreta de vivir con responsabilidad, generosidad y amor. Cada tarea, por más sencilla que parezca, tiene su valor cuando se realiza con atención, dedicación y espíritu de servicio. Cuando realizamos nuestras obligaciones con conciencia y cuidado, contribuimos al bien común, cultivamos el orden interior y damos testimonio de fidelidad a los compromisos asumidos. Cumplir bien con nuestros deberes también es una forma de amar. Significa poner amor en todo lo que hacemos, incluso en nuestra rutina diaria. No se trata de perfeccionismo, sino de entregarse por amor. Cumplir bien con nuestros deberes es un acto de madurez y también una oración silenciosa y continua: es servir a Dios y a los hermanos con aquello que está en nuestras manos. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
Pensar que con Dios solo se habla de cosas religiosas es un gravísimo error y una herejía práctica. Todo se puede hablar con Él. A un Padre nada de sus hijos le es indiferente. Se requiere, claro, que aceptemos de corazón sentirnos hijos. (Padre Manolo Morales o.s.a.).Pasa palabra 16 de agosto de 2025 CONTAR CON LA AYUDA DE DIOS
Contar con la ayuda de Dios no significa cruzarnos de brazos, sino abrir el corazón para reconocer que hay un Amor más grande que camina con nosotros. Dios a menudo actúa en silencio, en las pequeñas cosas de la vida cotidiana, a través de las personas que nos tienden la mano, en la paz que sentimos incluso cuando sufrimos. Confiar en la ayuda de Dios es un ejercicio de fe y una prueba de humildad: es reconocer que lo necesitamos. Cuando nos ponemos ante Dios con confianza, incluso las cargas más pesadas se vuelven soportables. Él nos sostiene, nos guía y nos da la valentía para seguir adelante. Confiemos en que, a su debido tiempo, su respuesta llegará, quizás no como esperamos, pero sí como necesitamos. No emprendamos nunca proyectos confiando solo en nuestras fuerzas; estarán incompletos. Un proyecto 100% exitoso se basa en la alianza con Dios, que realiza la mayor parte. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
"El amor viene de Dios". Solo dudaremos de nuestro amor cuando no caminemos con sus dos pies, el amor de Dios y el amor del prójimo. Cuando Dios no está presente en el amor, el riesgo de falsificarlo, "cojear" y equivocarnos, es grande. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
Amar siempre es un riesgo: el riesgo de no ser comprendido, de ser rechazado, de darse sin recibir en la misma medida. Y, sin embargo, esto es precisamente lo que da al amor su fuerza. Cuando dudamos en amar, permitimos que el miedo sustituya a la confianza y que la excesiva cautela nos aleje de la verdadera comunión con el otro. No dudar en amar es elegir la valentía de la entrega, es abrir el corazón para acoger a todos. Es seguir el ejemplo de Jesús, que amó hasta el extremo, sin reservas, incluso cuando fue traicionado, rechazado y abandonado. Su amor no conoció la duda, porque estaba arraigado en el Padre y centrado en el bien de todos. Amar sin dudar es hacer del amor un estilo de vida, una decisión diaria, incluso cuando no tenemos ganas. Hoy, no dudemos en amar. Porque es en el amor que nos hacemos verdaderamente humanos y revelamos el rostro de Dios al mundo. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
¿Verdad que se nos encoge el corazón viendo cómo la fraternidad humana, que debería tenernos unidos e iguales, es golpeada por políticas, divisiones, ideologías? El Corazón de Dios "infunda en nuestros corazones un espíritu de hermanos". (Padre Manolo Morales o.s.a.).
¡Abran sus corazones! (cf. 2Cor. 6,13) Ensanchar los horizontes del corazón significa permitir que el amor vaya más allá de los límites de lo conocido, de lo cómodo y de lo que nos es familiar. Significa salir de nosotros mismos y ver el mundo que nos rodea con los ojos de la compasión. Cuando abrimos el corazón, dejamos de vivir encerrados en nuestros propios problemas, opiniones e intereses. Empezamos a escuchar más, a comprender mejor, y a amar con más profundidad. Esta expansión interior nos hace más humanos, más sensibles a los dolores del mundo y también más disponibles a la acción de Dios en nuestra vida. Un corazón abierto es un corazón que ama sin límites, que perdona, que cree en la transformación que obra el amor y en la belleza que el otro posee. Abrir los horizontes del corazón es vivir con valentía, confianza y generosidad. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
Reconocer con humildad que dentro de mí hay un ser necesitado de afecto, es sabiduría, pero incompleta. Porque hay también una impelente necesidad de dar que me enaltece, me llena el corazón y me libera de egoísmos. El amor es amar y ser amado. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Compartir es una expresión concreta de amor y solidaridad. Cuando compartimos, le decimos al otro: "Tú importas". El compartir puede ser algo material, un regalo de tiempo, una escucha o un gesto de atención. Más que circular bienes materiales, compartir es ponerse a disposición y entregarse. Es ver las necesidades del otro y responder con generosidad, sin esperar nada a cambio. El verdadero compartir nace de un corazón libre, que entiende que todo lo que tenemos es un regalo y, por eso, puede y debe ser compartido. Al compartir, abrimos espacio en nuestro interior a la humildad y al amor. Y así, contribuimos a un mundo más fraterno, donde nadie se sienta solo ni olvidado. Compartir es sembrar esperanza en el corazón del otro y cosechar paz en nuestro corazón. "Hay mayor felicidad en dar que en recibir". (Hch. 20,35) Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
Porque la solidaridad es un deber de quien se siente "parte de una sola familia humana", todos, cada día, deberíamos preguntarnos cómo paliar, con nuestros bienes materiales y espirituales, las enormes carencias de nuestros hermanos. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
En un mundo donde tantas personas enfrentan dificultades, la solidaridad se convierte en una respuesta concreta de amor al prójimo. Practicar los gestos de solidaridad es más que ofrecer algo material; es extender la mano, escuchar con empatía, compartir tiempo y acoger con el corazón. La solidaridad rompe el egoísmo, tiende puentes entre las diferencias y revela la presencia de Dios en los demás. Cuando nos ponemos en el lugar del prójimo y actuamos con compasión, nos convertimos en instrumentos de paz y fraternidad. Que podamos cultivar cada día gestos sencillos de solidaridad; ellos tienen el poder de construir un mundo más justo y más humano. El bien que hacemos nunca es en vano. Retorna de formas que no siempre podemos ver. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
Que no es -la oración- propio solo de almas selectas. Todos necesitamos orar, sentirnos en relación agradecida con Quien nos da la existencia. Orando, descubrimos si es su ley lo que nos gobierna desde dentro. Porque solo ahí está nuestra armonía. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
Dedicarse a la oración no es simplemente repetir palabras o cumplir un deber religioso, sino sumergirnos sinceramente en un diálogo de amor, confianza y entrega, creando un puente entre nuestro corazón y el corazón de Dios. Cuando nos dedicamos verdaderamente a la oración, abrimos espacio en nuestra vida para escuchar la voz de Dios, percibir su presencia y acoger su voluntad. Este esfuerzo constante, incluso en medio de las distracciones, el cansancio o las dudas, es un acto de fe y fidelidad. La oración es como una planta bien regada: poco a poco florece y da frutos de paz, sabiduría y renovación espiritual. “Oren sin cesar” (1 Tes. 5,17). Que esta exhortación del apóstol Pablo nos inspire a hacer de la oración una parte viva de nuestra vida diaria. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
Al arbolito del jardín que mostraba sus hojas amarillentas, le ha bastado que un amigo entendido le aplicara el sustento que le faltaba, y hoy recobra la belleza de su verdor. Así, cuidarnos y protegernos entre nosotros, es un deber de esta creación "enferma". (Padre Manolo Morales o.s.a.).
La Creación es un don precioso, una expresión del amor y la sabiduría de Dios. Cada árbol, río, montaña y criatura refleja su presencia y nos invita a la contemplación y al cuidado. Preservar la belleza de la Creación no es solo un deber ecológico, sino un gesto de gratitud y reverencia. Vivimos en un mundo donde el consumo excesivo y el descuido amenazan este equilibrio sagrado. Olvidar que somos parte de la naturaleza y no sus dueños nos lleva a actuar con egoísmo e indiferencia. Cuidar la Tierra significa cuidarnos a nosotros mismos y a las generaciones futuras. Cada pequeña acción cuenta: reducir los residuos, respetar los ciclos de la vida, plantar, reciclar, proteger. La Creación gime, esperando nuestra respuesta de amor. La belleza de la Creación es también la belleza de nuestra alma en sintonía con el Creador. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
No solo de países lejanos o del entorno social nos llegan los conflictos, también a nuestros prójimos y a nosotros mismos llegan el desencuentro y el malcontento... Toca estar "armados" de paz interior, de serenidad y de intimidad con Dios. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
La verdadera paz no es solo la ausencia de conflictos, sino la presencia de armonía interior. A menudo buscamos un mundo más justo, más tranquilo y más unido, pero olvidamos que esta transformación comienza dentro de cada uno de nosotros. Cuando cultivamos la paciencia, el perdón, la escucha y el amor en nuestro corazón, irradiamos esta paz a los demás. Pequeños actos de comprensión y respeto crean ondas que se extienden a nuestro alrededor. El mundo cambia cuando nosotros cambiamos. Si cada uno de nosotros se convierte en un punto de paz, juntos formaremos un mundo nuevo, más humano y fraterno. La paz no se impone desde afuera; florece desde adentro. "¡La paz esté con ustedes!" (Lc. 24,36) Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento
Amor que aprendo cada día. El tiempo, la humildad, algún sufrimiento, y la ayuda de quien camina conmigo, lo van purificando y madurando Y yo me sentiré tanto más libre cuanto más gratuito y desinteresado (verdadero) sea mi amor. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
A menudo pensamos que la libertad consiste en hacer lo que queremos, cuando queremos, sin límites. La verdadera libertad no reside en seguir impulsos egoístas, sino en elegir el bien, en vivir el amor. El amor auténtico nos libera del egoísmo, del orgullo y de la necesidad de controlar todo. Nos hace libres porque nos permite salir de nosotros mismos y encontrar sentido en la entrega, en el servicio y en el cuidado de los demás. Quien ama de verdad no es prisionero de sus propios deseos. Jesús fue libre porque amó sin medidas. Su libertad lo llevó a la cruz, pero también a la resurrección. Por eso, cuanto más amamos, más nos acercamos a la libertad plena. Ser libre es tener la valentía de amar en cualquier circunstancia. Es hacer del amor nuestra elección diaria, incluso cuando cuesta. Esta es la libertad que transforma, que humaniza, que nos acerca a la Verdad que libera. “Donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad” (2Cor. 3,17)
Es malo distraernos en este "viaje" de la vida. Momentos de abatimiento, de tristeza, de pesar por algún error cometido, pueden dejarnos sin luz. ¡No, por Dios! Basta volver al amor, a la alegría de servir, y volverá la luz y la vida. (Padre Manolo Morales o.s.a.).
Regresar a la vida verdadera es redescubrir que la vida no solo se trata de producir o correr detrás del tiempo, sino de vivir con sentido, con gratitud y con presencia. La vida verdadera se enraíza en el amor, en la sencillez y en la comunión con los demás y con Dios. Es la vida que florece cuando cultivamos valores duraderos: la bondad, la justicia y la esperanza. Regresar a esta vida exige valentía para desprenderse de lo superfluo, para reevaluar nuestras prioridades y volver a empezar con humildad. Regresar a la vida verdadera es también una gracia: Dios siempre nos espera con los brazos abiertos, dispuesto a renovarnos con su luz. Esta es la vida verdadera, que da paz al corazón y sentido a la existencia. Porque, en el fondo, es la vida para la que fuimos creados. Abrazos, Apolonio Carvalho Nascimento