Tener un amor paciente es una gracia que debemos pedir y practicar. Es tener longanimidad, lo que significa ser bondadoso, valiente y capaz de soportar sufrimientos.
Un amor paciente espera siempre, cree siempre y no descansa ante las incomprensiones.
Quien ama puede sentirse solo, abandonado por todos, pero su raíz en el amor de Dios le da fuerzas para seguir amando. Así como Jesús Crucificado, aparentemente inmóvil, dio una prueba de un amor extremo que fue más allá del dolor.
Nuestro amor puede reflejarse en el suyo.
Debemos creer en el amor de Jesús Crucificado en su abandono, que supera todas las incomprensiones.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
¿Dejaron nuestros padres de amarnos cuando no les comprendíamos? El amor no siempre recibe el premio de la comprensión; su premio es el amor mismo, esa es su grandeza. Para comprender de verdad, hay que amar de verdad. (P.M.)