Ser comprensivo y paciente con uno mismo y con los demás significa saber perdonar, tanto nuestras faltas como las de los demás.
Un paso importante, ante todo, es reconocer nuestras debilidades. Sabiendo que todos somos iguales, con virtudes y defectos, y que nadie puede ponerse por encima de nadie.
La ayuda mutua nos hace capaces de ser más pacientes, de aceptar nuestros límites y tener la humildad de aceptar la ayuda de quien también es limitado.
Juntos, podemos ir en busca de la perfección evangélica: vivir el amor recíproco.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
No son nuestras enemigas las debilidades, aunque lo parezcan; son, por el contrario, la ocasión para el reconocimiento profundo de nuestra naturaleza. Se requiere, eso sí, apoyarnos y sostenemos solidariamente. Con humildad. (P.M.)