La esperanza no es suerte ni posibilidades, la esperanza es certeza. Por eso ella viene junto con la fe y la caridad.
La verdadera esperanza está en Dios y nos lleva a la eternidad.
Tener esperanza es poseer una virtud relacionada con lo divino, que nos hace vivir a partir de ahora una vida que no tiene fin.
La esperanza es una luz que ilumina mente y corazón, que nos impulsa a estar en la caridad, que nos revela en la solidez de la fe que Dios es amor.
La fe nos hace creer en lo que no vemos.
La esperanza nos hace creer en lo que aún no tenemos.
El amor nos hace creer en lo que aún no somos.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Es de buen corazón agradecer al cielo las satisfacciones que cada día nos reserva esta vida. Pero, para no ser ilusos, Dios nos infunde la "Gran Satisfacción" de sabernos queridos por Él ¡con Amor eterno! Es la ESPERANZA de los hijos. (P.M.)