El amor de Dios nos acompaña en todos los acontecimientos de nuestra vida, por más sencillos y banales que parezcan.
Intento ofrecer cada gesto, cada acto de mi día, diciendo en el silencio de mi corazón: “Por ti Jesús!”, como aprendí de Chiara Lubich, la fundadora de los Focolares.
Esta pequeña ofrenda me hace reconocer el amor de Dios en todos los eventos.
Cuando de repente me encuentro con un imprevisto o algo que requiere un acto de mayor confianza en el amor de Dios, veo que mi fe se fortalece y esto me ayuda a enfrentar las dificultades y superar todos los obstáculos.
Dios me ama inmensamente. Esta certeza es el pilar de mi fe.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Superamos esa falta de fe rezando -"venga a nosotros tu reino"- y actuando; que estamos "en obras" de ese reino: albañiles, carpinteros, electricistas, pintores...lo que nos toque; haciendo cada cosa por amor. Dios, el Amor, el Arquitecto. (P.M.)