¡Cuántas renuncias de los padres para criar y educar y dar apoyo y bienestar a los hijos! Pero el amor es así: renunciar para dar. Dar mi tiempo, mi afecto, mi alegría, mis oraciones, mis cosas... es una necesidad del buen corazón. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Renunciar al café, a la merienda, a comprar algo superfluo; caminar o tomar transporte público en lugar de usar un automóvil o un taxi. Son muchas las oportunidades que tendremos hoy para renunciar a algo y con ese dinero, aunque sea un poco, ayudar a alguien que lo necesita.
Otra forma de ayudar, renunciando a algo, sería poner parte de nuestro tiempo a disposición, para hacer una acción social, participar en un esfuerzo colectivo, ayudar a una institución filantrópica.
Cuando ayudo a alguien, estoy seguro de que soy yo el más beneficiado. No es sólo una cuestión de conciencia; sino que me siento mucho más cerca de Dios, aumenta nuestra unión. Se siente como si Él me estuviera diciendo: "Gracias por ayudarme".
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento