Quien es padre o madre, o ha hecho la experiencia de entrega plena a los demás, puede comprender algo lo que debe significar para un Dios Creador y Padre, pendiente siempre de mí, la ingratitud de no confiar en Él. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
¿Qué tengo para ofrecerle a Dios? Sólo mis miserias, nada más.
Mi incapacidad de hacer la voluntad de Dios con perseverancia, mi postura infiel delante de sus planes, mi debilidad que parece ser más fuerte que mi fe. Miro mi vida y la veo llena de infidelidades, de miserias.
Sin embargo, hoy entendí que Dios no quiere que le ofrezca mis virtudes, sino precisamente mis faltas, mis pecados. Junto con la confianza de que es Su gracia la que me sostiene y me hace ir a su encuentro en la oración; en el contacto con hermanos y hermanas.
Sólo Dios puede darme un corazón puro y un espíritu decidido. (Cf. Sal 51[50],12)
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento