No construye nada fijarnos demasiadamente en los defectos de nuestros prójimos para señalarlos y enjuiciarlos. Una sana convivencia no se hace con personas "perfectas" sino con gente que sabe encajar la imperfección. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
Cuando no entendemos lo que significa amar, esta frase de Pablo parece absurda. Las preguntas que surgen son: ¿Cómo puedo perdonar a alguien que me ofende deliberadamente? ¿Cómo puedo creer en quien ya me ha engañado? ¿Qué puedo esperar de alguien a quien no le agrado? ¿Cómo puedo soportar la injusticia?
El amor del que habla el apóstol es el amor redentor de Jesús, que sí podemos vivir. No somos dignos de Su amor, pero Él nos ama incluso así.
Las respuestas a las preguntas anteriores sólo se encuentran cuando amamos más allá de las ofensas y de las injusticias; cuando nuestro amor cubre una multitud de pecados, propios y de los demás.
Cuando amamos al otro sin condenarlo por sus defectos, vemos que nuestros propios defectos son sustituidos por virtudes.
Miremos al otro con el lente del amor, que reduce los defectos y realza las virtudes.
Sólo el amor es capaz de realizar este fenómeno.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento