Pero hay que confiar en Dios. Nuestros miedos son como la aguja -dice San Agustín- que permite pasar el hilo; nos asustará siempre sufrir, pero lo necesitaremos. Pasará el "hilo" y nos introducirá plenamente en el Amor. (Padre Manolo Morales o.s.a.)
En su carta Juan explica que el miedo implica castigo y que si alguien tiene miedo es porque no está amando de la manera correcta.
Cuando amamos tenemos la fuerza del amor en nosotros. Y esta fuerza viene de Dios, no es mérito nuestro.
Por tanto, el amor no sólo elimina el miedo, sino que aumenta nuestra confianza en Dios.
Cuando amamos de verdad atraemos sobre nosotros el odio del mundo, la persecución, pero la convicción de que estamos en el camino correcto nos da el coraje de amar también a las personas que nos consideran enemigos. Así, alcanzamos la perfección del amor con una misericordia que se asemeja a la de Dios.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento