Dios nos habla siempre. Sin embargo, a veces, el apego a nuestros propios proyectos bloquea nuestros oídos a la voz de Dios.
Las circunstancias pueden traducir la voluntad de Dios si sabemos estar atentos a sus señales.
Las circunstancias pueden ser banales, de gran importancia o incluso hasta dolorosas, pero a través de todas ellas podemos escuchar la voz de Dios que nos habla al corazón.
Con toda certeza, en todas las circunstancias, una cosa que Dios nos repite siempre es que debemos amar, ser misericordiosos, compasivos, sensibles al dolor del prójimo que encontramos en nuestro camino.
Aprendiendo a escuchar la voz de Dios en las circunstancias de la vida, recibimos gracias, liberaciones del mal, crecemos espiritualmente y nos volvemos cada día más íntimos en la relación con Dios.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Somos recelosos de lo que Dios pueda pedirnos porque le conocemos poco. Nosotros lo perdemos. Porque, si el ruido de noticias y "novedades" hace insulsa la vida, la Voz de Dios, en cambio, sutil y discreta, es la que sacia el corazón. (P.M.)