Tenemos muchos temores que superar. Algunos tienen causas reales, otros son fruto de nuestra imaginación.
Cualquiera que sea la situación, debemos abandonarnos totalmente en las manos de Dios y confiar en su amor. No importa cuánto una misión, una tarea o un proyecto, puedan atemorizarnos, lo importante es saber que estamos cumpliendo la voluntad de Dios.
Jesús en su condición humana sintió miedo y exclamó: Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz.” (Cf. Mt. 26,39) Pero enseguida añadió: “Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Y cumplió su misión hasta el final, pasando por el sufrimiento más atroz. Aceptó todo por amor y el amor echó fuera el miedo.
Amar, amar con amor extremo, que vence el miedo, el dolor y hasta la muerte.
Amar, amar hasta el fin, amar con un amor perfecto. Aquel que viene de Dios.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Urge, sobre todo en momentos de dolor, ayudarnos a entender que Dios no nos deja solos porque es Padre, "somos suyos". ¿Temer a Dios? Solo cuando hicimos el mal. Basta entonces pedir perdón y volver. La Madre es buena intermediaria. (P.M.)