Los antiguos profetas y el mismo Jesús dicen que Dios prefiere la misericordia más que cualquier sacrificio u ofrenda. Pero a veces nosotros, insistimos en querer hacer en primer lugar ofrendas para que Dios acepte nuestros pedidos, como una especie de comercio.
“Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda.” (Mt. 23-24)
Que el amor a Dios y al prójimo sea la motivación de nuestras acciones. Que el perdón recíproco venga antes que las ofrendas, para que Dios, viendo la armonía de nuestras relaciones, quiera establecer su morada en medio nuestro.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
¡Cómo cuesta limpiar hasta el último rinconcillo del corazón! Se esconden ahí las antipatías, las ofensas "perdonadas" pero no olvidadas... ¿Seremos así felices? ¿Siempre? ¿Y no harán esos "restos" falsa y vacía nuestra relación con Dios? (P.M.)