El perdón debe ser ofrecido por amor.
La formalidad y la diplomacia pueden llegar a la tolerancia, pero sólo el amor llega hasta el perdón de las ofensas.
Si quiero estar unido a Dios, debo perdonar; si quiero seguir los pasos de Jesús, debo perdonar; si quiero que mi oración sea escuchada por Dios, debo perdonar; si quiero tener paz en el corazón y luz en mi camino, debo perdonar.
Cada perdón ofrecido es una virtud adquirida.
Quien sabe perdonar vence al odio con la misericordia, que es la expresión heroica del amor.
Quien sabe pedir perdón vence el odio con la humildad, que es la expresión santa del amor.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
¡Pobrecillo corazón nuestro! Dejar de sentir la ofensa y olvidarla es algo que le supera. ¡Pero que no se nos cierre, por Dios! Que Él necesita entrar y sentirse amado, y solo tenemos esa puerta. Entra con su Misericordia y cura y purifica. (P.M.)