En cualquier situación, podemos permanecer firmes en la confianza de que el Señor está cerca y cuida de nosotros.
Jesús dijo de sí mismo: “Yo soy el buen pastor.”
El pastor cuida siempre de su rebaño, está atento a cualquier dificultad que pueda traer incomodidad para sus ovejas. Va en busca de su oveja perdida.
Jesús dice también que da la vida por sus ovejas. Y de hecho él lo hizo.
Permanezcamos firmes y confiados en todas las promesas que nos hizo: “No se preocupen por lo que tienen para vestir o comer; hasta los cabellos de su cabeza están contados; Yo estaré con ustedes hasta el final de los tiempos; Pidan y se les dará, llamen y se les abrirá, busquen y encontrarán”
Sus promesas son innumerables y todas se verifican en nuestra vida, cuando permanecemos en su amor.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
La constatación de nuestra fragilidad resulta a veces tan cruda y desalentadora, que necesitamos esa voz del cielo. Para que vuelva una vez más nuestro corazón a la humildad y a la paciencia, y dejemos de "construir sobre arena". (P.M.)