Cuando amo al otro, debo tener muy claro lo que significa amarlo como a mí mismo. Es decir, debo ponerme realmente en su lugar, sentir sus necesidades como mías. Pero, ayudándolo también a entender sus responsabilidades.
Ser “incomodado” por las necesidades del prójimo es estar a su lado y no asumir su lugar.; es hacer por él como si fuese por mí.
La “regla de oro” es lo que me da equilibrio para ayudar de la forma correcta; es decir, hacer al otro lo que me gustaría que hicieran por mi si estuviese en la misma situación.
Esta actitud crea vínculos de fraternidad, pues es la síntesis de la enseñanza cristiana, e incluso, es principio de muchas leyes civiles.
Ser “incomodado” por las necesidades de los demás es vivir el amor recíproco en gestos concretos.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Gracias a Dios, somos todos distintos, y eso es lo que hace bella y valiosa y madura la unidad entre nosotros. No incomoda el amor, incomoda el egoísmo y el creernos la medida de la perfección y la verdad. Amar es también soportar. (P.M.)