El amor, la fe y la esperanza son creativos.
Cuando alguien nos pide ayuda o cuando notamos que alguien necesita de nuestra ayuda, debemos ir a su encuentro con el propósito de vivir con él estas tres virtudes, porque en ellas está toda la creatividad de Dios.
El amor nos ayuda a pensar solo en el bien del otro, superando obstáculos, venciendo las dificultades.
La fe realiza el milagro de la perseverancia, de creer en la providencia de Dios antes de todo, de descubrir el poder de la oración.
La esperanza trae al presente las metas futuras, anticipa la felicidad de llegar al destino final con la confianza de que estamos en el camino más seguro que existe, el amor.
Cuando vamos al encuentro de las personas con la intención de amar, la creatividad del Espíritu Santo nos acompaña.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento