Jesús dice que bajó del cielo no para hacer su voluntad, sino la voluntad de Aquel que lo envió. Y la hizo muy bien hasta el final.
Dios nos da la libertad de hacer nuestra voluntad. Nosotros tenemos el libre albedrío.
Sin embargo, una cosa que le agrada mucho a Dios es cuando renunciamos a la nuestra, para hacer bien su voluntad. Y la voluntad de Dios que todos pueden hacer es vivir el amor recíproco; vivir el amor al prójimo delante de cualquier situación. Así, tenemos la seguridad de que estamos haciendo bien la voluntad de Dios.
Hacer Bien la voluntad de Dios, vivir el amor, nos lleva a creer en nuestra propia resurrección, porque una “persona nueva” comienza a vivir en nosotros, que es destinada a la vida eterna.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Vinimos al mundo por esa Voluntad. Somos cada uno el fruto de ese sueño personal de Dios. Entenderlo y vivirlo bien, será construir nuestra verdadera personalidad. Atentos a cada momento, porque nada será casual; todo Providencia suya. (P.M.)