¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿Y si le pide un pescado, le dará en su lugar una serpiente? (Lc. 11,11)
Y el texto continúa diciendo que si nosotros damos lo que nuestros hijos necesitan, cuanto más Dios nos dará todo aquello que necesitamos.
Dios es nuestro Padre, e incluso antes de pedirle algo, ya conoce nuestras necesidades.
Él sólo quiere que creamos y vivamos en su amor. Entonces, podemos pedir lo que queramos y seremos atendidos.
Quizá no de inmediato o exactamente como deseamos, pero Dios no ignora ninguna de nuestras necesidades.
Nada sucede en nuestra vida, sin su mirada amorosa de Padre que nos asiste.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Lo que no hará será maleducarnos; querrá, sí, que hablemos con Él de esas necesidades para iluminarlas y atenderlas bien. Y, ante las carencias de la familia universal, tal vez nos recuerde que "vale más necesitar poco que tener mucho". (P.M.)