Tenemos miedo de lo “diferente”, de aquella persona que puede darnos trabajo, de volverse difícil en la relación o que tenga un comportamiento e ideas muy diferentes.
Por otro lado, también tenemos miedo de las personas iguales a nosotros y que de alguna manera pueden convertirse en competencia.
Debemos saber acoger a todos, cada uno en su peculiaridad y en su riqueza como persona. Sí, riqueza, porque fuimos hechos como don unos para los otros.
Lo que cada persona tiene diferente a mí no es un problema, sino un don. Si lo miro así, sabré amarla y acogerla en su diversidad, que será para mí una riqueza. Y viceversa.
Por eso, debemos aumentar la acogida para todos.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Dios nos libre de sentirnos hijos selectos "que se miran a sí mismos". Sumar, unir, buscar con humildad y franqueza la Verdad, es obra que Dios bendice. Separar, restar, excluir, dividir... es obra del diablo, "padre de la mentira". (P.M.)