Para ser constructores de paz, debemos ser Paz.
No podemos distribuir lo que no tenemos y lo que no somos.
Para ser Paz, es necesario ser, vivir, pensar y actuar como Jesús. Parecernos a él en lo más básico, sublime y fundamental que nos dejó: el amor.
El amor siembra paz y cosecha los frutos.
La paz es un árbol frondoso que cobija a todos, sin excluir a nadie. Y tiene raíces profundas en el amor incondicional, ya que se alimenta de él y crece a través de él.
En la práctica, construyo la paz escuchando, valorando, perdonando, mediando relaciones, restaurando armonías, siendo amor.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Es la gran tarea, de todos los días, que "el Dios de la paz" me encomienda como hijo. Me ayuda Él, para eso, a tener un corazón de niño, reconciliado por dentro... Para vencer tanta guerra fría de este mundo y llevar el bien: "Paz y bien". (P.M.)