Todos nuestros talentos, ya sean naturales o adquiridos, podemos hacerlos fructificar para el servicio del prójimo.
Cuanto más damos nuestros talentos para el bien común, más se multiplican y los tenemos en abundancia.
Podemos tener un amor generoso e incondicional por todos, dando nuestro tiempo, nuestra disponibilidad y nuestra vida.
Cuando amamos con sinceridad y sencillez, nos liberamos del egoísmo y llegamos a ver en nuestros talentos la posibilidad de mejorar nuestro amor a Dios y al prójimo; nuestro amor a Dios a través del prójimo.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento