La amabilidad, cuando es practicada por amor, se convierte en un instrumento eficaz para difundir la paz y la concordia.
Es un signo de aceptación y respeto, de mansedumbre y aceptación del otro con sus límites y debilidades.
La amabilidad nos lleva a amar teniendo en cuenta los detalles, incluso en las pequeñas cosas, buscando el bienestar de la otra persona.
“Hacerse uno” es actuar con refinada amabilidad, ponerse en el lugar del otro y buscar comprenderlo profundamente con un amor intuitivo y creativo.
Actuar con amabilidad es hacer silencio para que el otro se exprese completamente; es hacerse “Telón de fondo”, para poner en evidencia las cualidades del hermano; es tener un amor discreto y concreto al mismo tiempo.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
¡Ay los buenos modales, el respeto, la afabilidad y la finura del trato! ¿Por qué hacerle difícil la vida a los demás? ¡Qué mala es la arrogancia y qué poco control de mí mismo demuestro cuando el amor no impregna mis actuaciones! (P.M.)