Tenemos muchas cosas para dar a los demás, pero lo más difícil de dejar es el tiempo. Inventamos mil excusas para justificarnos, incluso contamos pequeñas mentiras.
Tener tiempo es cuestión de prioridad. Si decidimos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos debemos empezar por dar nuestro tiempo. Hoy en día este parece ser el bien más precioso y lo usamos en demasía para nosotros.
La mayoría de las veces, el prójimo nos pide solo un poco de atención. Y para esto solo necesitamos tiempo.
No corramos contra el tiempo, sino que sepamos usarlo para construir la eternidad, cuando entonces ya no lo necesitemos. Y para la eternidad solo queda el tiempo usado para amar.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
¡Que nada ni nadie nos distraiga de esta "empresa", el amor, desear a todos -¡a todos!- siempre lo mejor, lo bueno y noble, lo que perdura! Así quiere Dios que nos "gobernemos". ¡Que cada prójimo hoy "dilate" nuestro corazón algo más! (P.M.)