Si mantengo encendida la llama del amor en mi corazón, conservaré la paz en mi y a mi alrededor a toda costa.
Cada virtud practicada trae consigo la paz; ser amigo de la verdad es garantía de paz.
Cuando conservo la paz dentro de mi; es decir, cuando tengo a Dios en mi corazón, llevo la paz a todas partes.
“Donde no hay amor, pon amor y encontrarás amor”. Esta frase de San Juan de la Cruz se aplica también a la paz. Donde ella no existe, debo llevarla.
Con la paz dentro de mí, seré su embajador en el mundo. Viviendo así, la gente me llamará “promotor de paz”, pero Dios me llamará “hijo”.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Ahora nos toca a nosotros, en un mundo de enfrentamientos, ser los ángeles que, con la actitud, las obras y, si es preciso, las palabras, anunciemos "paz en la tierra". La "artesanía de la paz" es empresa característica de los hijos de Dios. (P.M.)