La aceptación de las diferencias y la tolerancia son los primeros pasos que puedo dar cuando quiero luchar por la comprensión mutua.
El amor me hace ver al otro, no como un adversario, sino como un hermano, que me enriquece precisamente por ser diferente a mí.
El diálogo que se establece entre los “diferentes”, los lleva a descubrirse iguales en dignidad y derechos, favoreciendo un entendimiento cada vez mayor.
En el verdadero diálogo, cuando se elimina todo proselitismo, cada uno se convierte en un don precioso para el otro.
Mi silencio y el vaciarme por amor, permite que el otro se exprese completamente y viceversa.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Mejor, en lo posible, no ver las diferencias entre nosotros como obstáculos, sino como ocasiones para "salir" de uno mismo, romper nuestra "comodidad", ensanchar el corazón, crecer, practicar la humildad y la misericordia... (P.M.)