En medio de las llamadas publicitarias que distraen nuestra atención de lo esencial, hay señales que indican que alguien muy importante está por llegar.
La señal más evidente es percibida por pocas personas, porque es necesario acallar dentro de nosotros los “rumores de la Navidad solo festiva”, para percibir la maravilla de la verdadera Navidad: El Señor viene a nuestro encuentro! Dios decidió venir hasta nosotros.
Nuestra respuesta debe corresponder a su inmenso amor: debemos estar preparados para ir a su encuentro.
Qué hacen dos amigos cuando van al encuentro del otro? Hay un abrazo que sella ese encuentro.
Él está viniendo! Aún es niño, pero está viniendo! Vamos a su encuentro!!!
FELIZ NAVIDAD!
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Dios es así: viene como limosneando amor y posada, desnudo, criaturita. ¡El Creador! ¡Demasiada pequeñez, demasiada desnudez para nuestro "ropaje" de saber arrogante y de grandezas! Hoy solo adora la fe del corazón. En silencio. (P.M,)